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sábado, 12 de noviembre de 2016

El tiempo entre costuras se paró hace 81 años



fuente imagen: http://elasombrario.com/el-tiempo-entre-costuras-o-la-sublimacion-de-las-hipotesis-vitales/
Tal día como hoy se cumplen 81 años del aniversario de mi tío abuelo Juan Antonio Domínguez Andrés, hermano de mi abuela Feliciana, que falleció a la temprana edad de 52 años, a causa de una asistolia, el martes 12 de noviembre de 1935, a las 13 h en el Hospital de Huelva (el que existía cerca de la calle Aragón).
Y que mejor foto para empezar este artículo que con una preciosa escena de la serie El tiempo entre costuras, basada en el libro del mismo título, escrito por María Dueñas y protagonizada por la maravillosa actriz Adriana Ugarte, ambientada en el Madrid de antes de la maldita guerra civil. Detrás se observa a Jamila, la marroquí que ayuda en el taller en labores domésticas a Sira, interpretada magistralmente por Alba Flores, nieta de Lola Flores e hija de Antonio Flores.

En esta escena, la protagonista Sira, está cosiendo con una máquina de coser Singer (modelo 66), que es todo un símbolo de esa época y que la asocio a mi tío abuelo Juan Antonio Domínguez Andrés, que era sastre, en esa Huelva de antes de la guerra civil.

La máquina de coser Singer es una de las primeras máquinas de coser de la historia, siendo una versión perfeccionada por Isaac Merritt Singer del modelo de Elias Howe.

fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Singer_Corporation#/media/File:Singer_sewing_machine_table.jpg
El artículo de hoy, está relacionado con el que publiqué en mayo, dedicado ami abuela Feliciana, en su 111 aniversario de su nacimiento y en dicho artículo ya mencionaba a Juan, su hermano, con el que estaba muy unida y que aprendió todo lo que hay que saber de su oficio, ya que era sastre y ella aprendió del mejor que podía hacerlo, por eso ella cosía tan bien y era una buena costurera.

Mi abuela con 30 años perdía a su segundo hermano (con 13 años perdió a su hermana Francisca muy joven con 21 años de la gripe española, como expliqué en el artículo de septiembre). Mi abuela tenía entonces un hijo de dos años, mi tío Juan Carbón Domínguez, pero gracias a lo que le contó su madre, mi abuela Feliciana y lo que mi tío nos contó, sabemos algunos detalles de su vida, incluyendo la foto del patio de casa de Juan Antonio (aproximadamente 1925), que me envió de ellos dos juntos, junto “con más mozas” que aprendían el oficio de costurera, como ya expuse en ese artículo de mayo. 

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Se puede observar como Juan, tiene la cinta métrica al cuello, como si de un médico se tratase con su estetoscopio, en una imagen muy característica, como sastre que ya sabíamos que era, gracias a mi tío Juan y que así indicaba en el oficio de su certificado de defunción. Y a mi abuela con 20 años,  sentada delante de su máquina de coser, con sus dos manos cerca de la placa de la aguja, mientras del resto de las 3 chicas, dos de ellas tienen su aguja en mano y tela en su regazo, suponiendo que ellas coserían a mano.

Según transmisión verbal de mi tío Juan, el hermano de mi padre con el que siempre que podemos hablamos de este maravilloso puzle e intercambiamos información (la que él ha vivido y la que vamos descubriendo), mi abuela estuvo muy unida a Juan y también a Lola, la segunda hermana por orden cronológico, ya que nació 3 años más tarde que Juan, en 1886.
Hablando de hermanas, he de mencionar a mi hermana Gema, la pequeña de los 6 hermanos que somos, porque ella, “ha heredado ese ADN de la costura”, ya que de formación diseñadora, sigue usando también la máquina de coser, haciendo todo tipo de vestidos y actualmente incluso desarrollando otras facetas complementarias, como coronas para cumpleaños, con ideas todas sacadas de su imaginación e ingenio.

Tiene una página de Facebook, donde comparte todo lo que crea y diseña, para los más pequeños, que ya se sabe, tienen la imaginación al poder.
Su nombre lo dice todo: Retalesdensueño !
Y  cómo no podía ser de otra forma, curiosamente, también cose con una máquina de coser Singer. De esa foto de nuestra abuela de 1925 a esta foto, han pasado casi 100 años y continúa el ADN familiar, cosiendo a través de esa aguja, esos retales de ensueño…
Hoy añadiré como información nueva, el recorte del certificado de defunción, donde se especifica su oficio, el de sastre, que será como la “etiqueta” con la que ya siempre uniré a este antepasado nuestro de la rama paterna.
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También añadiremos como documentos nuevos en este artículo en el que rendimos tributo a Juan Domínguez Andrés, un recorte de su certificado de nacimiento, que como ya indiqué en el artículo de mayo, es el primogénito de los 6 hijos que tuvo mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido (con 25 años) y nació el sábado 6 de octubre de 1883, en la calle Alfonso XII de Huelva (no indica el número).
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Esta calle Alfonso XII de Huelva, en la cual también nació mi otra tía abuela, aunque de otra línea paterna, la línea Carbón, porque se trata de Josefa Carbón Antero, que nació 9 años más tarde (1892) y sabemos que fue en el número 42.

Remarco también el recorrido de pueblos de la familia Domínguez Andrés, que este octubre del año 1883, estaban en Huelva ciudad en el nacimiento de su primogénito Juan y que 3 años más tarde, estaban en el pueblo de Cartaya, donde nacería su segunda hija Lola, para seguir con su tercer hijo Rafael pero ya en el pueblo de Villanueva de los Castillejos en 1891; pasando ya al año 1897 esta vez en la ciudad de Ayamonte, donde nacería Francisca (de la que hablamos en el anterior artículo de noviembre). Para seguir con Feliciano, del cual, aún no he localizado sus datos de nacimiento y defunción porque no aparecía nada en Huelva o en Ayamonte. De mi abuela Feliciana que nació en 1905 y que es la benjamina de la familia, sabemos que nació en el barrio de Las Colonias de Huelva ciudad.

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Este recorrido por Huelva-Cartaya-Villanueva de los Castillejos-Ayamonte-???-Huelva, dónde los 6 nacimientos de hijos se producen en este orden y como mínimo en 4 poblaciones distintas, sólo puede indicar que mi bisabuelo Francisco, se iría trasladando a diferentes destinos como guardia civil, aunque sólo en un certificado de su hija Francisco, apareciese esa pista de su oficio, ya que en el resto aparecía la palabra de empleado.

Por ese motivo, me llama la atención que en el oficio de mi bisabuelo Francisco, en este caso también indica que es empleado. Un nombre de oficio indefinido, pero que ya había aparecido también en otros certificados, como por ejemplo el del abuelo de Juan Antonio y padre de Francisco, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, que en algún caso, ponía empleado y en otro, empleado en oficinas del Estado.
Sabiendo como descubrimos en el anterior artículo del día 7 de noviembre, que mi bisabuelo Francisco era guardia civil, en 1897 bien podría tratarse este oficio de empleado, como un trabajador por cuenta ajena (asalariado) o simplemente que 14 años antes en 1883, en el nacimiento de su primer hijo aún no lo era o si lo era, no querría especificar que era guardia civil.

Otro detalle interesante es el nombre que aparece en su certificado de nacimiento: Juan Antonio. Aunque a decir verdad, el nombre con el que a mí me llegó fue de Juan. No es el primer caso que me aparecen nombres compuestos (como en la línea Carbón, mi bisabuelo Juan Andrés Carbón Martínez o su padre mi tatarabuelo Josef Juan Carbón Nuñez o como en el caso de la línea Tayllefert, 3 nombres como mi bisabuelo Pedro Antonio Narciso Tayllefert Márquez).
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Su madre, Ramona Andrés Barceló, primera esposa de mi bisabuelo Francisco, con la que tuvo  5 hijos (Juan, Lola, Rafael, Francisca y Feliciano). Mi abuela Feliciana, es la pequeña, fruto de su matrimonio en segundas nupcias con mi bisabuela María Barroso Riviero.
Sus abuelos paternos, los mismos que los de mi abuela Isabel, Juan Domínguez Pérez y Feliciana Pulido Rodríguez, tenían entonces 58 y 52 años respectivamente. Sus abuelos maternos eran Rafael Andrés Fernández de 52 años (nació aprox. en 1831, en Cañete provincia de Córdoba) y María Dolores Barceló (de Huelva) difunta.

Como siempre me gusta destacar, como un dato de valor emocional, la firma de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, en el certificado de nacimiento, a los dos días de nacer su hijo Juan (el lunes 8 de octubre de 1883). Imagino que aunque la costumbre era comparecer al día siguiente de nacer, como era domingo, se hizo al primer día laborable lunes).

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Esta firma de mi bisabuelo es muy parecida a la de su padre, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, que ya expuse en el artículo de noviembre, que aparecía en el certificado de nacimiento de 1891 de su nieta Feliciana (hija de Lorenzo, hermano de mi bisabuelo Francisco), ya que fue su abuelo quién compareció para registrarla. Aquí la expongo de nuevo para poder comparar dicha observación.
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Volviendo al hilo conductor (nunca mejor dicho) del oficio de mi tío abuelo, el de sastre y la herramienta por excelencia de las costureras, la máquina Singer, hay que decir que en los años 30, el tener esta máquina en los hogares era el equivalente a tener hoy en día el ordenador. Decir también que abundaban los talleres de costura, como el que tenía mi tío abuelo en su casa.
Para terminar este artículo, que mejor postal que de este romántico cortejo de un caballero a su dama, sin perder de vista, a la protagonista de la escena: la máquina de coser Singer.
fuente imagen: https://es.pinterest.com/explore/m%C3%A1quinas-de%20coser%20viejas-956186620612/?from_navigate=true

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