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lunes, 7 de noviembre de 2016

98 años de la gran pandemia de gripe

Hace 98 años, el mundo padeció una de las más terribles pandemias que ha sufrido la humanidad: la gripe española.
fuente imagen: http://www.fundacionio.org/art/pictures/september06.html
En el cuadro se puede observar al pintor Edvard Munch, donde se autoretrata en 1918, cuando padeció la grave enfermedad, de la que salió indemne pero que muchas de sus obras sólo pueden entenderse desde esta óptica del terror. El creador de geniales obras, como El grito, decía que si Leonardo da Vinci diseccionaba cuerpos, él intentaba diseccionar almas y bien cierto que lo conseguía.

En el artículo del pasado mes de septiembre, ya intenté explicar ese contexto social y bélico, siguiendo como siempre, el hilo conductor de nuestros antepasados.

Tal día como hoy, un jueves 7 de noviembre de 1918, fallecía a causa de la gripe española, mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés, a la edad de 23 años, en la segunda gran ola de dicha pandemia.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Edvard_Munch#/media/File:Edvard_Munch_-_The_Scream_-_Google_Art_Project.jpg 
De hecho, el artículo de hoy, es una continuación de los artículos de septiembre y el de mayo de mi rama paterna-materna Domínguez, de la cual desciende mi abuela Feliciana Domínguez Barroso.

En el anterior artículo del mes de septiembre, descubríamos una hermana de mi abuela Feliciana, Francisca, que se añadía a sus 4 hermanos ya conocidos (Juan, Lola, Rafael y Feliciano). Todos ellos, fruto de las primeras nupcias de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido con Ramona Andrés Barceló.

También mencionábamos las dramáticas circunstancias del fallecimiento de mi tía abuela Francisca en un contexto social de final de primera guerra mundial e inicio de la devastadora pandemia mundial de la mal llamada gripe española.

Salieron nuevos datos de un hermano de mi bisabuelo, Lorenzo y de su familia, su esposa María Domínguez Oliva y sus tres hijas Feliciana, Josefa y María Jesús.

Como siempre, en cada artículo damos a conocer nuevos datos genealógicos, aparte de la contextualización social e histórica, es lo que pasa con un gran puzle, que a medida que avanzas en la reconstrucción, a cada pieza que encaja, nos sale otra que falta por encajar y así sucesivamente.

Así fue, descubrimos nuevos miembros, nuevas ramas y hoy continuamos intentando encajarlas.

Empezaré por los nuevos datos descubiertos, en este caso la rama de mi tío bisabuelo Lorenzo, del cual ya explicamos que falleció en 1930, 23 años más tarde que su hermano, mi bisabuelo Francisco. En dicho certificado constaba como viudo ya entonces, con lo cual, procedí a intentar averiguar cuando falleció mi tía abuela María Domínguez Oliva y también intentar saber lo que pudiese, de las primas hermanas de mi abuela, Feliciana, Josefa y María Jesús.

Con los datos que tenía en mi poder, calculé que mi tío bisabuelo Lorenzo, nacería aproximadamente en 1864, es decir que era 6 años menor que mi bisabuelo Francisco (como deduje en el artículo del mes de septiembre que nació en 1858). Como en el año 1907 cuando compareció Lorenzo a certificar la defunción de su hermano Francisco, ya estaba casado, deduje que su esposa fallecería entre 1907 y 1930.

Y en esa horquilla me tenía que mover para encontrar su certificado de defunción. Y lo conseguimos, una vez más, el certificado de defunción de mi tía bisabuela María.

María Domínguez Oliva falleció a las 15 h del sábado día 27 de marzo de 1926 a la edad de 68 años a causa de una endocarditis crónica.
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Otra fecha más en nuestro calendario familiar que se añade a tantas otras y espero que a partir de este dato, poder conseguir más información de mi tía bisabuela, aunque por lo pronto, ya sabemos que nacería aproximadamente en 1858, por tanto como mi bisabuelo y 6 años mayor que su esposo, mi tío bisabuelo Lorenzo Domínguez Pulido.

En dicho certificado de defunción, nos informa que era hija de José y de María (curioso parece que estoy hablando de los padres de Jesús) y que además era natural de Palos.

Qué casualidad, Palos de la Frontera, lugar precioso que me trae muchísimos recuerdos familiares, ya que en dicho pueblo vive mi tío Juan Carbón Domínguez y toda su gran familia a la que tanto queremos todos.

No sólo Palos es un lugar entrañable para mí, también es el lugar histórico de dónde Cristóbal Colón embarcó para descubrir el nuevo mundo que entonces no era conocido en Europa, para descubrir América.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Palos_de_la_Frontera#/media/File:Palos.jpg
De su puerto partieron el 3 de agosto de 1492, las carabelas La Pinta y La Niña y la nao Santa María, con el almirante Cristóbal Colón, los hermanos Martín, Vicente y Francisco Pinzón, de Palos junto los marineros reclutados por éstos de Palos y comarcas próximas.

Hay que mencionar que Colón tuvo muchas dificultades para reclutar tripulantes, entre otras razones porque las ordenanzas de Palos prohibían fletar barcos a las personas que no tuviesen participación en el Señorío de la Villa. Por ello, los Reyes Católicos adquirieron a finales de junio de 1492, la mitad de la villa de Palos y a partir de ello, los Pinzón, prestigiosa familia de navegantes palermos, decidieron formar parte de la expedición colombina y gracias a ellos, encontrar los marineros necesarios para tal aventura.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Palos_de_la_Frontera#/media/File:HermanosPinzon.jpg
No hay que olvidarse tampoco del monasterio de La Rábida, cercano a Palos, donde Colón encontró hospitalidad y fuerzas para la expedición que llegarían el 12 de octubre de 1492. La carabela Santa María naufragó en tierras americanas, pero los otros dos navíos regresaron a Europa, llegando a Palos por separado, el 15 de marzo de 1493.

No entraré ahora en todo lo bueno y en todo lo malo que eso trajo, sólo que este pueblo, tiene ese ilustre honor de ser punto de partida del descubrimiento de América, no Palos de Moguer, como en algunos libros de texto a veces fue citado y del cual, este último pueblo citado, tiene otros honores, entre ellos, el de ser la cuna de uno de los mayores escritores de la historia: Juan Ramón Jiménez.

De ese 3 de agosto de 1492 a ese 3 de agosto de 2004, 512 años más tarde, en el que estuve en el puerto de Palos, junto a las 3 réplicas de la Santa María, la Pinta y la Niña, imaginándome ese primer viaje y las caras de incredulidad de no sólo los españoles sino también de los indígenas que allí vivían. 
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La denominación de Palos proviene del vocablo romano Palus (“Laguna”) y de hecho, se llamó Palos únicamente hasta 1642, incluso hasta mediados del siglo anterior, el siglo XVI, los primeros cronistas de Indias, creyendo que Palos y Moguer eran un solo pueblo, crearon el incorrecto e inexistente Palos de Moguer, que se extendió a enciclopedias y manuales de estudio. Incluso recuerdo en mi etapa del EGB, como yo corregía a mis compañeros y a algún profesor, de tal error y éstos me enseñaban los libros dónde aparecía Palos de Moguer.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Palos_de_la_Frontera#/media/File:MapatoograficoHuelvasiglo18.jpg
He de mencionar como anécdota, que el patrón de Palos de la Frontera es San Jorge Mártir y el día de la fiesta del patrón es el 23 de abril, que es el mismo día que en Catalunya celebramos nuestro patrón, Sant Jordi, del cual ya publiqué un artículo del pasado mes de abril.

Volviendo al certificado de defunción de mi tía bisabuela María Domínguez Oliva, los testigos fueron Francisco Nogales y Antonio Correa López y en el momento de fallecer ella vivía en el domicilio de la calle Alonso Sánchez, 15, planta baja de Huelva, lugar en el que vivió su esposo Lorenzo Domínguez Pulido ya hasta el final de su vida, 4 años más tarde, el 2 de julio de 1930, como así indiqué en el artículo del mes de septiembre.

Siguiendo con lo que también descubrimos en dicho artículo anterior, nos informa este certificado de las hijas de María y de Lorenzo, las que serían primas hermanas de mi abuela Feliciana, que son Feliciana, Josefa y María Jesús, que se supone siguen el orden cronológico de edad.

Como no podía ser de otra forma, también intenté descubrir más de esta rama familiar y así he podido conseguir el certificado de defunción de la primogénita Feliciana Domínguez Domínguez.

Feliciana, nombre que puso su padre, mi tío bisabuelo Lorenzo en honor a su madre Feliciana y cuyo nombre fue objeto de explicación, en el caso de mi abuela Feliciana (aunque su nombre en el certificado de nacimiento consta como Isabel), en el caso de mi bisabuelo Francisco, hermano de Lorenzo.

Feliciana Domínguez Domínguez falleció a las 20.30 h del lunes día 7 de enero de 1963, a causa de una arterioesclerosis en su domicilio del histórico barrio Obrero, calle E, número 2. No consta la edad como en la mayoría de certificados de defunción antiguos, sino algo mucho mejor, su fecha de nacimiento.

Otro dato más que aparece en dicho certificado de defunción, es que nació el día 7 de septiembre de 1892, casualmente nació y falleció el mismo número de día: 7. Por tanto, falleció a la edad de 70 años.
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Por tanto, procedí a buscar ese certificado de nacimiento y es el que ahora detallo.

Feliciana Domínguez Domínguez fue registrada por su abuelo paterno Juan Domínguez Pérez o lo que es lo mismo, el mismo abuelo de mi abuela Feliciana o lo que significa también, mi tatarabuelo, padre de Lorenzo y también de mi bisabuelo Francisco.

La registró a las 9 h del miércoles del día 9 de septiembre del año 1891, con lo cual, otro dato erróneo que aparecía en el certificado de defunción de Feliciana Domínguez Domínguez que mencionaba que fue en 1892.
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En el certificado de nacimiento de Feliciana, que es lo que tiene mayor veracidad, en este caso, de la fecha de nacimiento, indicaba que nació a las 11h del lunes 7 de septiembre de 1891.  Por tanto, tampoco falleció a la edad de 70 años, sino a la edad de 71 años.

Mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, en el momento de certificar el nacimiento de su nieta Feliciana tenía entonces 65 años, por tanto, nacería aproximadamente en 1826 y su domicilio era en la calle del Peral, 16, que es donde nació  Feliciana. Esta calle Peral, es la misma calle donde falleció en vez de nacer, su otra nieta Francisca, en 1918, a causa de la gripe española, aunque la dirección de su domicilio era en el número 5.

Respecto a este nuevo dato de nacimiento de mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, contrasta con el que explicaba en el artículo del mes de mayo, cuando decíamos que nació en 1825, deducido del certificado de nacimiento de mi tío abuelo Juan Domínguez Andrés en 1883, en el que su hijo, mi bisabuelo Francisco, informaba de que su padre tenía 58 años de edad.

Por tanto uno de los dos datos está equivocado, o 1825 o 1826, aunque esta fecha última la daremos por buena, ya que la fuente viene del mismo interesado, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez que fue quien registró a su nieta Feliciana, firmando de su puño y letra.
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Respecto a mi tatarabuela Feliciana Pulido Rodríguez, natural de San Juan del Puerto, aquí aparece como difunta y el dato que conocíamos era que en 1883, con motivo del nacimiento de su nieto Juan, hijo de su otro hijo Francisco, aparecía que tenía 52 años, por tanto, que nacería aproximadamente en 1831.

Espero pronto, saber más de mis dos tatarabuelos Juan y Feliciana (que casualidad, igual que mis dos abuelos paternos Juan y Feliciana), intentando conseguir sus certificados de defunción que ahora ya sabemos que fueron entre 1883 y 1892, en el caso de Feliciana y entre 1886 y 1905, en el caso de Juan. Años de nacimiento de sus nietos en los que aparecen como difuntos en 1892 y 1905 respectivamente.

También se detalla en este certificado que su padre Lorenzo tenía 26 años, de ocupación albañil y su madre María 29.  Estas edades que especificó mi tatarabuelo, contrastan con las que habíamos calculado en el caso de su hijo Lorenzo, que dijimos que si falleció en 1930 a la edad de 66 años, entonces nacería aproximadamente en 1864 y no en 1866 como sale de los nuevos cálculos de este certificado de nacimiento.
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No podemos asegurar que sea uno u otro, de momento, al no tener certificado de nacimiento de Lorenzo, ya que los años anteriores a 1870, no constan certificados en los registros civiles y hay que acudir a actas sacramentales eclesiásticas.

Respecto a María Domínguez Oliva, la madre de Feliciana Domínguez Domínguez, la edad de 29 años, hace que el cálculo aproximado para su año de nacimiento sea en 1863, por tanto ya cuadraría con la diferencia de edad de 3 años entre María y Lorenzo y también con la de años de nacimiento entre 1863 y 1866.

Por tanto casi puedo afirmar que de este certificado de nacimiento de Feliciana Domínguez Domínguez, las edades de sus padres, según el abuelo paterno, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, bien podrían ser correctas y descartaría los cálculos anteriores y confirmarían los errores en la edad de defunción de María con 68 años sino con 63 años y también en la de Lorenzo que especificaba que tenía 66 cuando en realidad tendría aproximadamente 64 años.

Otro dato que me parece muy interesante en este certificado, es el del lugar de nacimiento de mi tío bisabuelo Lorenzo, padre de Feliciana Domínguez Dominguez. En dicho documento, indica que es natural de San Bartolomé de la Torre, lugar de nacimiento diferente de La Palma del Condado, de dónde era su hermano, mi bisabuelo Francisco Dominguez Pulido.
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En este certificado también aparecen los datos de sus abuelos maternos, que ahora sabemos algo más que sus nombres de pila (que ya expliqué que eran José y María).

Son José Domínguez López, de 58 años de edad y María Oliva García de 56 años, ambos naturales de Palos de la Frontera. Anoto la observación que tanto en este caso, como en el caso del certificado de defunción de su hija María Domínguez Oliva, cuando se refieren a Palos, no añaden de la Frontera.

En definitiva, un galimatías de datos numéricos pero que me parecen interesantes o al menos hago la reflexión para tenerlos en cuenta en este puzle familiar. 

Respecto a las otras dos hermanas Josefa y María Jesús, aún estoy en el proceso de búsqueda de más datos genealógicos.

A modo aclaratorio, adjuntaré un esquema en forma de árbol genealógico de esta rama paterna descubierta.

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He de decir que conseguir un certificado, siempre es difícil si no se tiene un mínimo de pistas y que por desgracia, los Registros civiles no tienen todas las herramientas tecnológicas para poder hacer una búsqueda informatizada y en la mayoría de casos, que son casos antiguos, es así. Por no hablar del lugar, pieza clave en la búsqueda que también se ha de añadir la fecha, si no exacta, por lo menos aproximada.

Con estos condicionantes, cada documento nuevo encontrado, es como encontrar una aguja en un gran pajar, que como siempre, es motivo de alegría y otra pieza más de este maravilloso puzle que es el gran árbol genealógico de mi familia.

También busqué el certificado de defunción de mi abuela Feliciana Domínguez Barroso, ya que aunque este artículo trate de su hermana Francisca, por ser la fecha que es, 7 de noviembre, bien es cierto, que este documento aún no constaba en los tesoros documentales familiares.

Mi abuela Feliciana Domínguez Barroso falleció a las 10 h del miércoles día 10 de enero de 1979, a causa de un edema agudo de pulmón en el Hospital Alonso Vega.

He de decir que este hospital es uno de los edificios del Hospital Manuel Lois o Agroman o como en los años 70 se llamó Residencia, ya que en dicho edificio se trataban las enfermedades del tórax.

No indica en dicho certificado de defunción la edad de mi abuela, aunque ya la sabemos, porque en el artículo del mes de mayo, dedicado en sus 111 años de nacimiento ya expuse su certificado de nacimiento que detallaba que nació el jueves día 18 de mayo de 1905. Por tanto en el momento de fallecer tenía 73 años.

También indica su domicilio último que era en la Barriada Río-Gulf de Palos de la Frontera, que era donde convivía con la familia de mi tío Juan (hermano mayor de mi padre).

Hay dos cosas curiosas en dicho certificado de defunción de mi abuela. Por un lado, indica que nació en junio de 1905, sin especificar fecha exacta. Ahora ya sabemos que estaba no sólo incompleto, sino también erróneo en el dato del mes.

Por otro lado, el tema que ya traté en dicho artículo del mes de mayo, el nombre de Feliciana, cuyo dato confirmé que no era su nombre sino el de Isabel (puesto por su madre María en honor a su abuela portuguesa Isabel Riviero). La anécdota que nos ocupa, es que en el certificado de defunción de mi abuela dicho asunto también sale reflejado, donde se especifica su nombre oficial Isabel y el nombre con el que era conocida, Feliciana.
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Volviendo al motivo principal de este artículo, el 98 aniversario de mí tía abuela Francisca Domínguez Andrés, después de saber la fecha de su fallecimiento y la causa, ya pude proceder a buscar su certificado de nacimiento.

Tenía las pistas principales: su edad en el momento de fallecer (23 años) y su lugar de nacimiento (Ayamonte).

Por tanto, si falleció el 7 de noviembre de 1918, aproximadamente nacería en 1895. Lo tenía fácil esta vez y así fue como conseguí su certificado de nacimiento.

Y lo primero que descubro, es que, una vez más, detectamos otro error importante, que no lo hubiéramos detectado si nos hubiésemos quedado sólo con el certificado de defunción.
fuente imagen: http://www.iagua.es/noticias/abastecimiento/14/02/05/andalucia-reanuda-las-obras-de-construccion-de-un-deposito-regulador-de-agua-en-ayamonte-44774
Mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés nació a las 19.30 h del lunes del día 1 de febrero de 1897 en la calle Jovellanos de la ciudad de Ayamonte de la provincia de Huelva.
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Por tanto, Francisca no falleció a la temprana edad de 23 años, a causa de la célebre pandemia. Lo hizo con 21 años !!!! 
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De hecho, ya lo expliqué en anteriores artículos, hay muchos datos erróneos en los certificados, pero lo que nunca está equivocado es la fecha de nacimiento y las matemáticas no fallan, por tanto, si nació en 1897 y falleció en 1918, manteniendo siempre las pautas de los meses, en este caso, febrero y noviembre respectivamente, son 21 años.

El nombre con el que fue inscrita en el Registro civil fue el de Francisca Cecilia. No sabemos el porqué de este segundo nombre porque el día 2 de febrero el santoral es el de La Candelaria, no de santa Cecilia que es la patrona de los músicos y de los invidentes (como santa Lucía) y se celebra el 22 de noviembre. Puede que en próximos artículos descubramos alguna antepasada que tuviera dicho nombre y que sus padres Francisco y Ramona por eso se lo pusieran.

Otro dato importante que corrobora lo que ya expliqué en el artículo de septiembre y que hoy lo he tratado también, el año de nacimiento de su padre, mi bisabuelo Francisco.

Dije en el artículo de septiembre, que su hermano Lorenzo se equivocó al decir que tenía 52 años cuando falleció en 1907 y lo dije porque él mismo Francisco, cuando nació mi abuela Feliciana, dijo que tenía 46 años (en mayo) y hoy vuelvo a confirmar que es así, ya que en este certificado de nacimiento de su otra hija Francisca, especifica que tiene 38 años, justo 8 años antes que naciera mi abuela en 1905.

Aunque si hasta ahora decía que la fecha aproximada era 1858, con este nuevo certificado de nacimiento, estaríamos hablando de aproximadamente 1859 el año de nacimiento de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido.

Siguiendo con la interpretación detallada de este certificado de nacimiento de mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés, también se detalla que es hija de Ramona Andrés Barcelón, natural de Moguer. Curiosamente este segundo apellido lo han “castellanizado”, ya que en otros documentos aparece como Barceló, seguramente de alguna línea de antepasados suyos catalanes.

También indica la edad que tiene su madre que son 39 años y natural de Moguer, datos que ya habíamos corroborado en anteriores artículos por el certificado de su hermano primogénito Juan que nació en 1883 y entonces tenía Ramona 26 años y mi bisabuelo Francisco, 25.
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También indican datos de sus abuelos paternos y maternos. En el caso paterno, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, nos detalla que es empleado en oficinas del Estado, de estado viudo y domiciliado en la calle Ruíz Velez, 2.

Este nuevo dato de su oficio, con ya 70 años cumplidos en 1897, me hace volver al certificado del nacimiento de su nieta Feliciana en 1891 y en el que leo que es empleado, sin especificar nada más. Por tanto, está claro que era funcionario, lo que no sabemos en qué administración (si en Correos, Hacienda o Ayuntamiento de Huelva) o qué oficio desarrollaba en dicha administración.

Hay que decir que los funcionarios en el final del siglo XIX no es comparable con la situación de los funcionarios en la última mitad del siglo XX o XXI, eran otro contexto social y político, en pleno reinado de Alfonso XIII, con un país arruinado por las guerras y camino del desastre del 98, con la pérdida de las colonias americanas.

Por otro lado, la Ley de Presupuestos de 30 de junio de 1892, endurece los requisitos para la jubilación voluntaria de los funcionarios civiles al exigir 40 años de servicios. En su Art. 36 se expresaba así: “No podrá jubilarse empleado alguno civil que no tenga 65 años cumplidos, salvo en el caso de imposibilidad física plenamente acreditada o el de contar más de 40 años de servicios efectivos. Las jubilaciones por imposibilidad física serán revisables en todo tiempo en cuanto a la subsistencia de la causa que las motivó."

Cómo ya se ve, ya hace aproximadamente 125 años, era un tema también candente y que sigue de actualidad vigente.

Entre 1891 y 1897, mi tatarabuelo había cambiado de domicilio de la calle Peral a la calle Ruíz Velez (actualmente Rui-Velez).

Esta calle está dentro del radio neurálgico de la ciudad de Huelva, cerca de la Iglesia San Pedro, cerca del Ayuntamiento y muy cerca de la mayoría de domicilios de nuestros antepasados ya citados en anteriores artículos y como no, muy cerca de la calle Aragón, donde su nieta, mi abuela Feliciana viviría con mi abuelo Juan hasta que fue detenido y encarcelado por ser republicano.

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Respecto a los abuelos maternos, también aparece sólo uno, Rafael Andrés Fernández, natural de Cañete de la provincia de Córdoba y de oficio armero. Viudo de Dolores Barcelón Mazo y domiciliado en la calle Palma de Huelva, también muy próxima a los domicilios antes mencionados.

Aparece de nuevo, castellanizado el apellido Barceló por Barcelón y un segundo apellido nuevo descubierto de la abuela materna de mi tía abuela Francisca, el de Mazo.

Por último, nos aparece otro dato nuevo y muy interesante: el oficio de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido.

En este caso, aparece el oficio de Guardia Civil, justo al lado de la dirección del domicilio de la calle Jovellanos de Ayamonte.

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Un dato que no había aparecido en los certificados anteriores de nacimiento de sus hijos Juan y Feliciana de 1883 y 1905 (que constaba como empleado) o en el de Lola (1886) que no constaba oficio o incluso en el certificado de defunción del mismo bisabuelo Francisco en 1907, aparecía como oficio, el de jornalero.

En la fotografia, guardias civiles a caballo en Riotinto a principios del siglo XX.
fuente imagen: http://www.diariodesevilla.es/article/galeria/247361/4/historia/la/guardia/civil/huelva.html
Una de las primeras cosas que me vienen a la mente, al saber que mi bisabuelo Francisco Domínguez era guardia civil en 1897 y en la ciudad de Ayamonte, es en pensar en otro antepasado mío, aunque de la otra rama, la materna.

Me refiero a mi tatarabuelo Vicente García Pérez, que ya mencioné en el artículo de junio, dedicado a su yerno, mi bisabuelo Pedro Tayllefert Márquez.

En dicho artículo, explicaba que mi tatarabuelo Vicente García Pérez, natural de Oliva de Jerez (Badajoz), era carabinero del Reyno (el monarca era Alfonso XIII aunque por ser menor de edad, era reina su madre, la Regenta María Cristina) y así constaba en el certificado de nacimiento de 31 de diciembre de 1896, cuando nacía su hija, mi bisabuela Soledad García Pinilla en Isla Canela en la ciudad de Ayamonte de la provincia de Huelva.

No hay que olvidar que el Cuerpo de Carabineros fue un cuerpo armado español cuya misión era la vigilancia de costas y fronteras, y la represión del fraude fiscal y el contrabando. Fue creado en 1829 y tras la Guerra civil, en 1940 fue integrado en la Guardia Civil.

Durante la Restauración borbónica se adscribe a la Guardia Civil y a los Carabineros al Ministerio de Guerra, para los efectos de organización y disciplina, dándoles carácter militar mediante la Ley Adicional a la Constitutiva del Ejército el 19 de julio de 1889, que desarrollaba y modificaba aspectos de la Ley Constitutiva del Ejército de 1878 y que era una concreción de las funciones de las Fuerzas Armadas a realizar tras la Constitución de 1876.

En lo que pensé fue que si los dos estaban en Ayamonte destinados por ser un lugar fronterizo con Portugal y ciudad costera, podría darse la posibilidad que se conocieran mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido por la rama paterna y mi tatarabuelo Vicente García Pérez, por la rama materna.
fuente imagen: http://www.todocoleccion.net/postales-huelva/ayamonte-huelva-entrada-poblacion-union-postale-universelle~x26055115
Un guardia civil y un carabinero, con edades parecidas porque mi bisabuelo Francisco tenía 38 en febrero de 1837 y mi tatarabuelo 33 el 31 de diciembre de 1896, un mes de diferencia entre los nacimientos de mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés y mi bisabuela Soledad García Pinilla.

Una vez presentados todos mis presentimientos, es cuando termino por confirmar lo que estaba presintiendo, es cuando vuelvo a revisar el certificado de nacimiento de Francisca Domínguez Andrés y también el de Soledad García Pinilla, dos antepasadas mías pero de dos ramas diferentes, la paterna-materna (de la rama materna de mi padre) y la materna-materna (de la rama materna de mi madre).

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Aquí es cuando literalmente alucino y me quedo sorprendido. Los dos testigos del nacimiento de mi tía abuela Francisca y el de mi bisabuela Soledad son los mismos! En la imagen superior en el certificado de nacimiento de mi tía abuela Francisca y en la imagen inferior, en el certificado de nacimiento de mi bisabuela Soledad.
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Son Manuel Tapia Barroso de oficio zapatero y domicilio en la calle Merced de Ayamonte y por otro lado, Manuel Ortega Velez, industrial y domicilio en la calle Lusitania de Ayamonte.
En el caso del primero, me llama la atención su apellido Barroso, seguramente de ascendencia portuguesa, al igual que el apellido materno de mi abuela Feliciana Domínguez Barroso, por su proximidad con Portugal, tanto Ayamonte como La Redondela (Isla Cristina) respectivamente.

En los tiempos pasados, existieron muchos maestros del oficio de zapatero, los “zapateros remendones”, que se dedicaban a poner tapas, medias suelas y todo tipo de arreglos. Y se supone que tendría esta zapatería en la calle donde está la Iglesia de la Merced (del siglo XVII), suponiendo que es la misma que la calle Jovellanos, en pleno barrio de La Ribera de Ayamonte.

De hecho en esta calle Jovellanos donde nació mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés había un convento mercedario, del que formaba parte esta Iglesia de la Merced que es lo único que se mantiene.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Convento_Mercedario_(Ayamonte)
Al igual que el templo, en su fundación recibió el nombre de Convento e Iglesia de la Santísima Trinidad de Religiosos Descalzos de Nuestra Señora de la Merced y Redención de Cautivos. Fue fundada por Diego Pérez Mestre en el año 1640, un capitán de la carrera de indias, alguacil mayor de la Santa Inquisición, familiar del Santo Oficio y sindico de la villa de Lepe. Falleció en 1663 y recibió sepultura en la Iglesia, en la bóveda que había mandado preparar bajo el altar mayor.
fuente imagen: http://euskalherria.foroactivo.com/t1663-armada-de-la-carrera-de-indias-occidentales-del-siglo-xvi
El descubrimiento de América vendrá a revolucionar el panorama naval castellano por la necesidad de comunicar España con los nuevos territorios coloniales del Nuevo Mundo. 

Esta navegación atlántica se hacía con los navíos aislados sin protección alguna, lo que provocó que a menudo sufrieran ataques piráticos franceses, como el episodio del tesoro azteca de Hernán Cortés en 1523. Por ello se creó la carrera de indias, con el fin de proteger las naves que hacían la travesía junto a otras embarcaciones armadas.

El deterioro del convento mercedario se da con la desamortización de Mendizábal y en 1842, el Reino Regente de Espartero (minoría de edad de Isabel II) lo cede al Ayuntamiento de Ayamonte y gracias a ello, el municipio lo puede conservar como interés general. Los bajos del claustro y todas las viviendas particulares se extendían a las calles Huelva y San Pedro.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Regencia_de_Espartero
Este convento mercedario también fue casa cuartel de la Guardia Civil de Ayamonte y aquí en esta calle Jovellanos, fue donde nació mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés en 1897.
fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Convento_Mercedario_(Ayamonte)#/media/File:Exterior_claustro_merced_ayamonte.jpg
Ya en el siglo XX, también fue una Escuela (que llevaría el mismo nombre de la Merced). Más tarde entre esta vieja escuela y el convento mercedario, se ubicaría un Instituto Laboral (centro de enseñanza media).

En definitiva hablamos de una calle Jovellanos con muchísima historia en ella, pero sobretodo, con la historia verídica del nacimiento de una hija de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, llamada Francisca, de la cual hoy rendimos tributo por haberla “encontrado” y saber ahora más de ella y de las dramáticas circunstancias de su temprana muerte en 1918.
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Respecto la calle Lusitania, donde vivía el otro testigo del nacimiento de mi tía abuela Francisca, es una calle de las históricas también de Ayamonte y con muchísima solera, es una calle muy larga y con muchos comercios que tiempos atrás, tenían mucha actividad económica, incluso vivió en esta calle un capitán de la guardia civil de la localidad.
fuente imagen: http://mojarrafina.blogia.com/temas/ayamonte-en-el-recuerdo.php
Este Barrio de La Ribera, en el que se criaría la familia de mi bisabuelo, es el centro comercial y de ocio de la población, encontrándose en él la mayor variedad y cantidad de comercios y restaurantes.
fuente imagen: http://espanafascinante.com/lugares/que-ver-en-ayamonte-historia-de-ayamonte-escapada-ayamonte/
Intenté no sólo saber la ubicación del cuartel de la Guardia Civil, al igual que hice en el caso del oficio de carabinero de mi tatarabuelo en el artículo del mes de junio.

En este caso, me dirigí al Portal Cultural y ellos me informaron que me dirigiera la consulta al Archivo General del Ministerio del Interior (Madrid) y así lo hice por correo electrónico, pero me respondieron con una hoja de solicitud para rellenarla y que lo pidiese por correo postal y con la documentación justificativa de mi parentesco.

Entonces procedía a rellenar la solicitud del modelo de formalización y consulta Anexo III, que me descargué en formato pdf e imprimí debidamente cumplimentado y firmado, junto a mi copia de DNI y la envié a la Dirección General de la Guardia Civil (Sección de Archivo de la Guardia Civil), también ubicada en Madrid.

Y por desgracia, el resultado fue negativo, como ellos me informaron, porque podría haberse destruido en la guerra civil o estar en algún archivo general militar. Así que de momento, haré lo que he hecho siempre: seguir buscando.
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Volviendo a la casualidad de los testigos, aunque yo prefiero pensar en el destino, porque no me negaran que lo es y mucho, que dos personas de dos diferentes familias se conozcan en un pueblo como Ayamonte, que tengan oficios similares, porque en ese final de siglo XIX, ser guardia civil o ser carabinero, eran cuerpos de seguridad que fueron también militarizados.

Si mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, supiera que su nieto Pepe Carbón Domínguez conocería en Huelva a Charo Tirado Tayllefert, que es la bisnieta de Vicente García Pérez y que se casarían en 1966, pensaría que también es el destino.

Porque estamos hablando de muchísimos años después y en otro lugar, no en el mismo Ayamonte, como ocurre con muchas familias que las generaciones siguen estando en el mismo pueblo y es normal que se mezclen las ramas de antepasados entre ellos.

Las imágenes de las firmas de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido en el certificado de nacimiento de su hija Francisca, junto las firmas de sus amigos Manuel Tapia y Manuel Ortega y en la foto siguiente, la de mi tatarabuelo Vicente García Pérez, junto a los mismos amigos, en el certificado de su hija Soledad, es bastante significativa.
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Ahora después de saber que los amigos de las dos familias, Manuel Tapia Barroso y Manuel Ortega Velez conocían a ambos antepasados míos, Francisco y Vicente, tanto como para ser testigos de nacimiento de sus hijas Francisca y Soledad respectivamente, está muy claro que Francisco Domínguez Pulido y Vicente García Pérez se conocían también en la ciudad de Ayamonte.

Siguiendo con la estela de Ayamonte, ahora explicaré una historia, cuanto menos curiosa porque tiene varios de los elementos mencionados hoy en este artículo: descubrimiento de América, Ayamonte y Colón.

Se trata de mencionar a Rodrigo de Xerez, cuyo apodo da lugar a confusión, ya que no nació en la ciudad de Xerez sino en Ayamonte, en concreto, en la calle Viriato del barrio de San Salvador de Ayamonte. Incluso en esta casa llegó a alojarse el mismísimo Cristóbal Colón. Luego Rodrigo se embarcó en el primer viaje y junto a otro marinero, Luís de Torres, se adentraron en lo que hoy conocemos como Cuba.

Una vez allí, descubrió el tabaco al observar como los indígenas prendían un canuto de hierbas y aspiraban desprendiendo un humo aromático y éste trajo esta idea a España. Aunque nada más llegar en la nao Niña y al ser visto como sacaba humo de su boca, fue aprisionado por la Inquisición al entender que era cosa de Satanás.
fuente imagen: http://sobrehuelva.com/2011/05/09/la-historia-de-rodrigo-de-xerez-vecino-de-ayamonte/
Estuvo 7 años prisionero y luego se fue al exilio, aunque entonces ya el tabaco se había instaurado en la sociedad de entonces. Está considerado que tiene el dudoso honor de ser el primer europeo que fumó y su cuerpo se cree que está enterrado en la Iglesia de San Salvador de dicho barrio de la Villa, el más antiguo de Ayamonte.

Terminaré este artículo, remarcando una vez más todos los descubrimientos genealógicos relacionados con el aniversario de mi tía abuela Francisca Domínguez y con su padre, mi bisabuelo Francisco Domínguez y sobretodo, que el destino haya hecho que la familia Domínguez se hubiese relacionado con la familia García y así poder formar en un futuro entonces y presente hoy, en la familia Carbón Tirado, de la cual me siento tan orgulloso de formar esa descendencia de ambas casas.
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Este para mi, es el mayor descubrimiento de este artículo, a la altura ni más ni menos, que del descubrimiento de un Nuevo Mundo por explorar.

fuente imagen: http://akifrases.com/frase/107981


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