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martes, 19 de septiembre de 2017

El encuentro de los descendientes de los García y los Pinilla

fuente imagen: http://www.jamonlovers.es/jamon/jamon-iberico-de-bellota-no-solo-de-bellotas-se-alimenta-el-cerdo-iberico/
Después de 3 meses sin escribir y no por falta de ganas, ni por falta de material genealógico descubierto, ni siquiera por falta de nuevos descubrimientos de familiares descendientes de mis antepasados que amplían el gran árbol genealógico familiar.

Supongo que entre que el verano aunque dispongamos de mucho tiempo resulta paradójico que sentarnos delante de un ordenador con el calor no sea un aliciente precisamente, por no hablar de la falta de mis musas que seguramente ha sido mi principal problema de inspiración.

Pero ya no podía dejar más tiempo sin explicar uno de los descubrimientos más importantes de este verano, en concreto, con una de mis ramas “belloteras”, la correspondiente a mi rama materna de mis tatarabuelos Vicente García Pérez y Margarita Pinilla García.

Y que mejor imagen para comenzar este artículo que algo muy significativo y simbólico de esa tierra Badajoz, que la bellota y la dehesa junto al cerdo ibérico.

La dehesa es un ecosistema plagado de árboles y arbustos, entre ellos las encinas, quejigos y alcornoques que proveen la bellota, pero además podemos encontrar hierbas aromáticas, pastos naturales y todo tipo de alimentos que proporcionan al cerdo ibérico una dieta completa.

De hecho, ya hablé de estos antepasados míos pacenses y padres de mi bisabuela Soledad García Pinilla, en tres artículos anteriores:

En este artículo indagué en el lugar de nacimiento de mi tatarabuelo, su pueblo y las calles donde seguramente se criaría, ya que aparecía también la calle Espíritu Santo, 14, domicilio de sus padres Francisco García Martínez y María Pérez Hernández.

Como así mismo indiqué, en la Iglesia de San Marcos, sería bautizado mi tatarabuelo Vicente en febrero de 1863, sin saber la fecha exacta pero pendiente de su investigación.

Artículo de diciembre de 2016
En el artículo de diciembre, el día del nacimiento de mi bisabuela, hablé no sólo del nacimiento, matrimonio y defunción de ella, sino también abrí una nueva vía de investigación en sus 5 hermanos, de los cuales, Manuela que era soltera y que vivía cerca de la calle Nogales y Encarnación la que vivía en Sevilla, cerca del Parque de María Luisa y que al ser la más pequeña de los hermanos era conocida por mi madre como la tía chica (al final del artículo explicaré novedades de este asunto).
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También adjunté la rama paterna y materna de mi bisabuela Soledad, es decir, la rama de Vicente y Margarita y sus abuelos que eran todos de Oliva de Jerez (Badajoz).

Artículo de febrero de 2017
Artículo en el que transcribí y detallé fielmente el expediente militar del oficio que desempeñó de carabinero mi tatarabuelo Vicente García Pérez. Expliqué todas las cábalas que tuve que hacer para recuperar ese tesoro documental, en el que no sólo aparecían toda su vida militar en forma de estadillo sino también sus señas de identidad e incluso su fecha de nacimiento exacta (15 de febrero de 1863).

Un dato muy importante para poder seguir investigando más allá de generaciones anteriores.

Por tanto, este artículo será el cuarto artículo pacense en el que trate Extremadura, en concreto Badajoz, una tierra de la cual también en mi rama paterna encontré antepasados, aunque esta vez fuese en Cáceres, como el caso de mi tatarabuelo José Antero que fue expuesto en el Hospicio de Plasencia y del que escribí en el artículo de julio de 2016 y en el de enero de 2017.
Y ya sin más dilación, en este artículo explicaré el descubrimiento de este verano, el descubrimiento que a finales del mes de julio me llenó de gozo y alegría: Sebastián Mendoza García.

Una persona que como yo, quería saber más allá de sus antepasados, quería saber de dónde venían esas raíces y como no, también saber de sus diversas ramas que van creciendo de forma paralela de este gran árbol familiar y que de forma paradójica, crece y crece pero a veces nunca más esas ramas se encuentran, a no ser que por causas aleatorias o quién sabe por cosas del destino, se cruzan.

Es lo que ocurrió, él por un lado y yo por otro, él de forma más reciente, yo de forma algo anterior, pero los dos, de dos ramas diferentes pero de raíces comunes, hemos podido encontrarnos y con todo lo que eso conlleva.

Contactó conmigo a través de un programa genealógico que empecé en el 2007 (el Myheritage) y que volví a activar en el 2015 pero del cual llevaba mucho tiempo sin actualizar por falta de tiempo y dedicación, con datos que en su momento eran aproximados y que actualmente dispongo de fechas exactas. Después de intentar Sebastián por otras redes sociales como el Facebook y también escribiendo en mi blog, pudimos contactar.

De hecho, él buscaba a Juana, que era el nombre de referencia creyendo que era hermana de su abuelo y gracias a ese error, encontró que en realidad era una sobrina de su abuelo, se trataba de mi abuela materna Juana, hija primogénita de Soledad, que sí que era la hermana de su abuelo materno Francisco. Había encontrado el nombre de su tía abuela Soledad y del cual yo había escrito lo suficiente para poder enriquecer su memoria familiar.

Gracias a su curiosidad, tesón y gracias a lo que pudo ver que yo había descubierto de Vicente y Margarita y de sus padres o abuelos, cuando pudo ver también lo que escribí de mi bisabuela Soledad, su tía abuela, es cuando atamos cabos.

Sebastián era nieto de Francisco García Pinilla, hermano de mi bisabuela Soledad y padre de Ascensión, la madre de Sebastián.

De hecho, lo primero que le dije fue que por fin conocía el nombre del único hermano varón que tuvo mi bisabuela, ya que eran 5 hermanas y un hermano.

También le expliqué la anécdota que mi madre siempre me contó de que cada vez que mi tatarabuelo Vicente por gajes del oficio se tenía que mudar de piso y tenía que alquilar vivienda, le preguntaban por los hijos que tenía y que siempre respondía que sólo uno. 

Lógicamente esa mentirijilla cuando se trasladaban y el arrendador veía entrar a 6 hijos, la pregunta siguiente era que le había engañado y claro, mi tatarabuelo le respondía que no, que le preguntó por los hijos y que sólo tenía uno.

Tal y como expliqué en el artículo de diciembre, yo sólo conocía por transmisión verbal de mi madre, los nombres de 2 hermanas suyas, el de Manuela y el de Concepción (más tarde en este artículo hablaré de las hermanas y de otro descubrimiento). Ahora gracias a Sebastián ya conocía otro nombre, el de Francisco.

A todo esto, yo tenía material acumulado de mis últimas investigaciones (que explicaré al final del artículo) y sin saberlo, ese nombre, el de mi tío bisabuelo Francisco ya lo tenía en uno de los certificados que tenía en mi poder y pendientes de interpretación.

De hecho, Francisco el abuelo de Sebastián, se lo pusieron porque su abuelo paterno (el padre de Vicente), también se llamaba Francisco. Cómo también tenía en mi poder el nombre de las 5 hermanas en dicho certificado que después pasaré a comentar.

Sebastián me explicó más cosas, algunas que a él le contaron y otras que le ha ido contando su tía María Angeles García Moreno (hermana de su madre) y que yo desconocía como por ejemplo, que su abuelo Francisco también fue carabinero como su padre Vicente y que la terminó antes de tiempo (con 53 años) porque sus suegros Evaristo y Antonia le ayudaron a montar una tienda en Puebla de Guzmán, precioso pueblo de Huelva, donde terminó su carrera militar de guardia civil en 1954.

Francisco García Pinilla tuvo 4 hijos, 3 hijas llamadas Ascensión (la primogénita), Francisca, María Angeles y un único hijo llamado Cesáreo.

Por otro lado, hay que recordar que después de la guerra civil, Franco en 1940 hizo desaparecer el Cuerpo de Carabineros para convertirlos en Guardia Civil.

El final de la guerra civil supuso también el comienzo del fin del Cuerpo de Carabineros. El hecho de haber sido uno de los Cuerpos donde menos apoyos tuvieron la sublevación, y, que, posteriormente, se convirtió en la élite del Ejército Popular, marcó su destino. El general Franco, que estuvo a punto de disolver la Guardia Civil -a pesar de que en una de las primeras reuniones que habían de dar lugar a la sublevación del 18 de julio de 1936, la del 10 de marzo de ese año, había jurado sublevarse contra la República si ésta disolvía el citado Cuerpo-, cosa que no hizo por la influencia de su compañero de infancia el general Camilo Alonso Vega, no tuvo la misma compresión con los Carabineros. El Cuerpo debía desaparecer. 

Así, en el artículo 4° de la Ley del 15 de marzo de 1940, podía leerse:
"Se suprime la actual Inspección General de Carabineros, cuyos cometidos y funciones se agruparán en una sola Sección de la Dirección General de la Guardia Civil, a cuyo Director General pasarán las atribuciones conferidas actualmente a la Inspección General del Cuerpo de Carabineros. El personal de este Cuerpo estará adscrito a los distintos servicios que por esta Ley se fijan como privativos del Cuerpo de la Guardia Civil, en la forma que, con arreglo a las aptitudes y condiciones de su personal, determine el Director general”.

El Cuerpo quedaba así oficialmente disuelto. Desaparecían más de 100 años de historia de las Fuerzas Armadas españolas.

Los suegros de mi tío bisabuelo Francisco García Pinilla, Evaristo y Antonia eran los padres de su esposa Matilde Moreno Delgado.
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Pudieron ayudarle económicamente porque les tocó un décimo de loteria premiado en 12.000 ptas que unido al sueldo de 500 ptas que entonces tenía un guardia civil, supuso poder dejar el oficio y montar esa tienda en la calle Cantarranas, 5 del pueblo de Puebla de Guzmán. Luego ya se trasladaría esa tienda a otro familiar y actualmente ya no existe dicha tienda.

A continuación una foto de dicha calle donde si no han cambiado las numeraciones impares, la primera fachada a la izquierda coincidiría con el número 5. 

Por cierto, esa calle Cantarranas, es una céntrica  vía, en la que se encuentra el Convento de María Auxiliadora, edificio del siglo XVIII y declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). Esta calle en 1954 se denominaba Eustaquio Carbajo.
fuente imagen: http://www.puebladeguzman.es/plano_parcial.php?item=12&id=b2#contenido
Siguiendo con información literal, transmitida por María Angeles, la tercera de las hermanas de Ascensión (madre de Sebastián), también añado la que Evaristo siempre que podía ayudaba a su hija y yerno, con lo que podían como harina o huevos y otros comestibles. De hecho, en esa tienda, que forma parte de una casa, vivía toda la familia junta. 

Evaristo Moreno, falleció en 1958 y esa casa pasa a ser propiedad de su hija Matilde.

Se da la anécdota, que Francisco, no sólo se retiró prematuramente del oficio de guardia civil, sino que también, decir que no le gustaba ponerse el tricornio y sólo lo hacía en contadas ocasiones (en ceremonias o desfiles religiosos en los que no podía evitarlo). 

Supongo que aparte de las circunstancias personales de cada uno, el hecho que su oficio original fuese el de carabinero y que luego después de la guerra civil, fuese "absorbido" por el Cuerpo de la Guardia civil, siempre tuviera una connotación diferente ya que en cierto modo, fue algo impuesto y aunque ambos fuesen cuerpos de seguridad sobre todo para la vigilancia de fronteras y de costas y para evitar los contrabandos, el hecho es que mi tío bisabuelo Francisco, formó parte de los dos cuerpos y espero que pronto, pueda descubrir más detalles de su carrera profesional como hice con su padre, mi tatarabuelo Vicente García Pérez.

Con todo y eso, Francisco padecía asma y ese problema de salud, influyó mucho para que intentará dejarlo y cuando tuvo la ocasión, se retiró y se dedicó a la tienda de barrio del pueblo de Puebla de Guzmán.

Ese mismo problema de salud que arrastraría toda su vida y que fue la causa de su defunción. También lo fue para su hija Ascensión García Moreno, madre de Sebastián en el 2006.

Y con permiso de Sebastián adjunto la foto de su abuelo, mi tío bisabuelo Francisco, con el uniforme de guardia civil. Una foto histórica para el recuerdo familiar.
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De hecho, una de las tareas pendientes a seguir completando este puzle, será el poder recuperar también todo lo concerniente a su carrera militar, tal y como hice con su padre Vicente.

También he de decir, por transmisión verbal, que Francisco tuvo varios destinos, entre ellos los pueblos de Huelva, Cumbres de Enmedio, Alosno y finalmente Puebla de Guzmán.

También otro de los asuntos que tratamos fue el concerniente al famoso cuadro de mi tatarabuelo que ya expliqué en el artículo de junio y que recordaba a un señor vestido de militar con un gran bigote. Sebastián también había oído hablar de ello y también indagó pero con resultado desfavorable. Esperemos algún día poder ver algún retrato de Vicente, por alguna de las ramas descendientes.

Otra cosa que también he de comentar, es que Francisco García Pinilla nació en 1901 en Ayamonte, como mi bisabuela Soledad.

Por tanto, era menor que ella, ya que mi bisabuela nació el 31 de diciembre de 1896. También resulta un interrogante el hecho que falleciera en 1972 y mi bisabuela en 1978 y entre ambas familias se hubiese perdido el contacto en los años anteriores o al menos que yo sepa, teniendo en cuenta que yo nací en 1967 y era un niño cuando conocí a mi bisabuela de los veranos que pasaba en Huelva.

Al principio de contactar con Sebastián, todo era un flujo constante de información vía whatsapp, mails y vía telefónica, que como siempre ocurre, luego hay que ir asimilando y ordenando de forma cronológica.

Por suerte, Sebastián, en su programa genealógico Myheritage (el mismo que yo empecé a usar hace muchos años), ha ido importando y actualizando datos que yo le he ido pasando como fechas de nacimiento y defunción, nombres de antepasados de Vicente y Margarita que tienen que ver con nuestros antepasados comunes.

Ahora intentaré darle forma y contenido en este blog, para que todos podamos compartir la misma información e ir desarrollándola poco a poco, como esas semillas que van germinando y que más tarde terminan dando su fruto en este gran árbol genealógico.

Hemos acordado que él por su proximidad geográfica de Badajoz y también de Oliva de la Frontera (lugar clave donde nacieron sus bisabuelos y tatarabuelos míos Vicente y Margarita y también donde nacieron sus padres y abuelos respectivos), intentaría seguir la pista de los datos que dispongo, es decir, de certificados y actas sacramentales de bautismo, matrimonio y defunción de cada antepasado nuestro.

Bebiendo de las fuentes que no pueden ser otras que los Archivos Diocesanos que pertenecen a la Iglesia y que por las fechas tan antiguas a las que nos remitimos no podemos extraer de los archivos del Juzgado de Paz de dicho municipio (anterior a 1870).

En definitiva, podemos montar un buen equipo en lo que respecta a esta búsqueda de más información y quién sabe cuántas generaciones podremos investigar.

También he de reseñar, que Sebastián en su desbordante ilusión (que yo también la viví en septiembre de 2015 cuando me puse muy en serio a investigar mis raíces), pudo conocer en Huelva a personas descendientes de sus raíces, en este caso a tres primos segundos suyos: mi madre Charo y a Concha (prima hermana de mi madre) y a Juan (hermano de mi madre).
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Me sentí orgulloso de poderles presentar para que se conocieran, teniendo en cuenta que Charo y Concha, eran dos nombres que también le habían transmitido a Sebastián y que ahora por fin, podía ubicarlos en el lugar genealógico correspondiente y ponerles cara y conocerse en persona, aunque en el caso de Concha se refería a la madre, mi tía abuela Concha, hermana de mi abuela Juana.

También ellas conocieron al padre de Sebastián, a Francisco Mendoza Alfonso, viudo de Ascensión García Moreno, nieta de mis tatarabuelos Vicente y Margarita. 

Es decir, que Francisco (junto a su cuñada María Angeles) son la memoria viva de los abuelos de su esposa y es todo un hito haber podido ser partícipe de ese encuentro tan emotivo entre diversas generaciones de una misma rama y que pudimos aportar nuestro grano de arena, tanto Sebastián como yo.
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De hecho, yo también he podido conocer aunque sea de forma virtual a otros miembros de la familia de Sebastián y así poder ampliar el árbol familiar. Técnicamente, Sebastián sería mi “tío segundo”, aunque por edad nos llamemos y consideremos primos.

Entre nosotros hay un salto generacional, que se traduce en el hecho común que su abuelo materno y mi bisabuela materna fuesen hermanos, pero por fortuna al ser de la misma generación Sebastián y yo, podremos conseguir mucha información complementaria que con un poco de suerte, ampliaremos este puzle.

Ya para terminar este artículo, en el que el principal asunto era el de poder explicar mi encuentro con Sebastián y con esa parte de la familia que no conocíamos ambos y ese nuevo camino por descubrir, hoy también escribiré sobre lo que realmente me gusta, que no es otra cosa que compartir los descubrimientos genealógicos, en este caso, el certificado de defunción de mi tatarabuelo Vicente García Pérez

Vicente García Pérez falleció a las 15 h del miércoles 16 de diciembre de 1936 en su domicilio de Pedro Sotomayor, número 4 de San Juan del Puerto (Huelva) a la edad de 72 años.
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Tal y como explicaba el historiador local José Manuel Márquez Romero en su blog, la calle Pedro Sotomayor fue el nombre que recibió en 1933 y que en 1984 fue bautizada como Pozonuevo, recuperando su primer nombre.

A lo largo de la historia las calles de San Juan del Puerto han sufrido el cambio de nomenclatura. La mayoría de ellos se han producido cuando ha habido un cambio de régimen. Durante la Segunda República, el viario sanjuanero tuvo varios nombres, el primero se produjo en los primeros años de dicho régimen, después con la victoria de la CEDA se produjo otro cambio.

Más tarde cuando se produjo la victoria electoral del Frente Popular, las calles volvieron a cambiar de nombre. Más tarde con la toma del pueblo de los llamados "nacionales" y durante el periodo franquista se volvió a cambiar de nuevo con nombres de personajes de dicho régimen. Cuando llegó la democracia se volvieron a los nombres antiguos que tenían las calles sanjuaneras.

La calle donde falleció mi tatarabuelo Vicente estaba muy próxima a la calle Nogales, donde vivía su hija, mi bisabuela Soledad junto a mi bisabuelo Pedro Tayllefert.

Vicente falleció 5 meses después del inicio del golpe de estado franquista y guerra civil de julio de 1936 y aunque las causa fue un ictus y no producto de la guerra.   

De hecho, aprovechando el hilo de la guerra civil, una de las historias verídicas que me contó Sebastián de su abuelo, fue que en plena guerra civil, vinieron a buscar a su abuelo Francisco para llevárselo (de paseo).

Por fortuna, ahí estuvo al quite su esposa Matilde Moreno Delgado, abuela de Sebastián, que en su valiente aparición, lo volvió a meter para su vivienda, evitándole una muerte casi segura. No sé los detalles de dicha historia pero sí que es digna de mencionar, como homenaje a todas esas sufridas esposas de personas que fueron perseguidas o vilipendiadas como en toda maldita guerra ocurre.

Y desde aquí, de nuevo con permiso de su nieto Sebastián, adjunto una foto de mi tía bisabuela Matilde junto a su esposo Francisco, en la que aparecen muy jóvenes y que el uniforme que viste mi tío bisabuelo se trataría del de carabinero.
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Tal y como se describe en el blog, http://historiasdelahistoria.com/2009/02/24/los-paseos-y-las-sacas

Los “paseos” y las “sacas” son términos relativos a la odiosa Guerra Civil Española. Independientemente de los muertos en combate, los exiliados y las tropelías que ambos contendientes cometieron, los paseos y sacas se pueden considerar los hechos más miserables.

En los paseos, los asesinos buscaban en los pueblos “a los del otro bando”, los secuestraban y se los llevaban a de “paseo”. Su destino eran cunetas o fosas comunes. Se da el agravante que muchas de las víctimas habían sido denunciadas por simples venganzas personales.

En las sacas, no hacía falta ir a buscar a las víctimas; se “sacaban” de las cárceles, con el pretexto de traslado a otro centro, y eran ejecutados. El destino de los reos era el mismo que en los paseos.

Volviendo al certificado de mi tatarabuelo Vicente, puedo decir que se resuelve la incógnita que buscaba, el lugar donde falleció, sabiendo ahora que fue en San Juan del Puerto (Huelva), lo que da pie a que seguramente su esposa Margarita también fuese allí donde falleciese.

De hecho, otro dato que aparece y que es importante, era viudo, por tanto mi tatarabuela Margarita, ya había fallecido anteriormente. Cuando ocurrió es una incógnita que espero pronto también desvelar.
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Una curiosidad que aparece es la de los apellidos de Margarita, concretamente su segundo apellido. Aparece el nombre de su esposa como Margarita Pinilla Macarro.

Es algo que me sorprende, ya que en los diferentes certificados que había obtenido hasta ahora y más en concreto, el relativo a los certificados de nacimiento y matrimonio de mi bisabuela Soledad, el segundo apellido de su madre aparece como García.

Lo primero que pensé al ver Macarro fue que ese segundo apellido García, podría ser el correspondiente a su esposo Vicente, que casualmente es también García y que en el momento de nacer su hija o de casarse, adquiriese la esposa su segundo apellido como el primero de su esposo.

Pero claro, ese argumento cae cuando pienso en el nombre completo de su madre Isabel García Rubio, que también apareció en el certificado de nacimiento de mi bisabuela Soledad, en el apartado de abuelos maternos. Por cierto, aparece como difunta en el nacimiento de su nieta Soledad.

Otro dato interesante es que Macarro aparece escrito sobre el apellido García, es muy sutil esa observación pero sabiendo lo del apellido García, podemos confirmarlo y es sinónimo de rectificación por alguna causa que desconozco.

En definitiva, un certificado de defunción de 1936 de mi tatarabuelo Vicente, en el que el segundo apellido de su esposa Margarita aparece como Macarro y en cambio en los certificados de nacimiento de su hija, mi bisabuela Soledad en el último día del año 1896 y también en el certificado de matrimonio de su hija con mi bisabuelo Pedro en 1920 aparece el García como segundo apellido.

Una de las incógnitas a este detalle que espero pronto resolver. Por cierto, Macarro es un apellido típico extremeño:

Macarro es una forma de gentilicio de los naturales de la villa extremeña de Macarra (Cáceres), cuyo nombre es de étimo prerromano y significado desconocido. El mismo origen tendrían los también apellidos extremeños Macarrilla y Macarrón.

Y también es curioso que estemos hablando del apellido García de mi tatarabuela Margarita, cuando el objeto de este artículo trataba básicamente de explicar mi encuentro con un descendiente que aún conserva el apellido García, un bisnieto de Vicente que al tratarse de un nieto del único hijo varón Francisco, ha podido conservarlo, aunque fuese de segundo apellido, por transmisión de su madre Ascensión.

También otro de los datos que no sabíamos y que ahora ya sí, es el nombre de los 6 hijos que tuvieron Vicente y Margarita, a saber y por el orden que aparecen son: Isabel, Soledad, Encarnación, Francisco, Manuela y Cándida.

Por tanto, este certificado que tenía en mi poder desde junio, ya constaba el nombre de mi tío bisabuelo Francisco, aunque aún no había podido cotejarlo. Otra cosa es que sólo hubiese sabido eso, su nombre y no todo lo que conlleva el haber contactado a finales de julio con su nieto Sebastián.

Por otro lado, he podido no sólo saber el resto de sus hermanas, sino también que el nombre de Concepción no aparece y el que más se le parece es el de Encarnación y la duda aparece. Tal y como dije al principio de este artículo, mi madre me habló de Concepción y no de Encarnación.

Así pues, como dato que expliqué en el artículo de diciembre, tal y como me contó mi madre, que la conocían como la tía chica, porque era la más pequeña de los 6 hermanos. Esta hermana de mi bisabuela vivía en Sevilla, cerca del parque de María Luisa y mis padres la visitaron cuando se casaron en 1966 y fueron de viaje de novios a Sevilla.

Aunque la tía de Sebastián, María Angeles nos confirma que el nombre de su tía es Encarnación y no Concepción. El hecho que ella confirme el nombre de una hermana de su padre como Encarnación, respecto al hecho que mi madre la hubiese conocido a su tía abuela como Concepción hace que deduzca lo que a veces ocurre con los nombres de los certificados, se inscriben unos y toda la vida son llamados por otro.

Ya ocurrió en el caso de mi abuela paterna Feliciana que fue inscrita como Isabel. No es que hubiese un error en este caso, porque fue mi bisabuelo quién la inscribió, sino que fue simplemente porque él quería Feliciana y la madre Isabel y al final, se aplicó una tercera opción.

Y también ocurrió con la madre de Sebastián, que en el Registro está inscrita como Asunción en lugar de Ascensión. Y en el caso de Antonia, la madre de Matilde Moreno Delgado (esposa de Francisco), es lo que pone en su registro pero su nombre con el que era conocida era Ascensión, el mismo nombre que pondrían a su hija primogénita y madre de Sebastián.

Por todo ello, en esos tiempos no tan lejanos, había muchos errores y otros que no lo eran pero que en genealogía, crean muchas dudas si no se tratan con otras pruebas de transmisión verbal que puedan ayudar a aclararlo.

En resumen, el nombre inscrito en el certificado de defunción de mi tatarabuelo Vicente de una de las hijas de Francisco era Encarnación García Pinilla, aunque igual el nombre de Concepción fuese por el que la conocía mi madre. He de recordar que este nombre aparece también en una de sus sobrinas, Concha Tayllefert y ha continuado en varios miembros de la familia materna.

También se ha de tener en cuenta que en el certificado de defunción se inscribe por manifestación personal de Manuel Góngora Sánchez, del cual desconozco su relación con mi tatarabuelo, supongo que sería amigo y por tanto, podría haberse confundido con el nombre de una de sus hijas, al tratarse de cinco ni más ni menos y sonar casi igual, o haberlo escrito mal el secretario del Registro.
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Espero que estas dudas queden despejadas en el momento que podamos conseguir el certificado de defunción de mi tatarabuela Margarita.

Otro de los datos que aparece en dicho certificado de defunción es el oficio de carabinero retirado de mi tatarabuelo Vicente. Él sí que se retiró como carabinero, después de 23 años de servicio de carabinero, tal y como expliqué en el artículo de febrero de 2017, ya que fue el 28 de febrero de 1914.

Por último, este certificado de defunción, aparecen los nombres de los testigos Antonio Rebollo Bueno y Pedro Prieto Toscano. El primero no es la primera vez que aparece en los diversos certificados de la familia y posiblemente no sólo influya la relación con los diferentes miembros familiares sino seguro que sería una persona que sabría escribir y leer y que fuese asiduamente a firmar como testigo de los diferentes acontecimientos (bautizos y defunciones) que tuvieran que registrarse.

Mi tatarabuelo, tal y como consta en el certificado, está enterrado en el cementerio de esta villa (de San Juan del Puerto).

Y ahora para terminar este artículo que quise que fuese un punto de inflexión del encuentro de descendientes de los García y de los Pinilla de Oliva de la Frontera (en su tiempo Oliva de Jerez), volveré al documento que hoy expongo de mi tatarabuelo Vicente, en concreto a la calle donde vivió y falleció en San Juan del Puerto: la calle Pedro Sotomayor, actualmente calle Pozonuevo.

He indagado sobre este nombre y he encontrado una curiosidad que la encontré en este enlace: http://www.elnortedecastilla.es/sociedad/201604/04/mentira-repetida-veces-20160403223935.html

Hay episodios de la Historia que sabemos que sucedieron así porque así nos lo contaron y así los archivamos en la carpeta de hechos irrefutables. Asumimos que si viene escrito en los libros tiene que ser cierto, haciendo buena la frase atribuida a Göbbels: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad».

Y como en definitiva, mi blog trata sobre la búsqueda de la verdad o de saber algo más de lo que sé, aunque hablemos de genealogía, que mejor historia que explicar que Pedro Sotomayor, puede que fuese el mismo Cristóbal Colón.

Digo puede, porque todos los argumentos que aparecen, podrían indicar que no era genovés sino gallego y podríamos encontrarnos ante lo que parece la primera gran conspiración de la historia. 

Una verdad oculta pero fundamentada con argumentos y que bien es cierto que en una villa como San Juan del Puerto que ha bautizado a muchas de sus calles con alegorías al descubrimiento de América por su participación en dicha aventura naval.

De hecho, ya escribí sobre ello en el artículo de marzo dedicado a mi tatarabuela sanjuanera Juana Tayllefert Márquez, la relación de nombres de calles como Toneleros o Esparteros, como la de los oficios destinados a cubrir las necesidades de los viajes marítimos hacia el Nuevo Mundo. Se ha de decir que también existe una calle Colón, como en la mayoría de pueblos o ciudades.
fuente imagen: http://losviajesdecristobalcolon.blogspot.com.es/
La coyuntura económica del siglo XV favoreció el comercio que, en la margen izquierda del Tinto, realizaban los puertos de Moguer y Palos de la Frontera fuera del control de los Medina-Sidonia. Desvelada, por tanto, la importancia estratégica de este lugar en la margen derecha del Tinto, motivó que el Conde de Niebla y el Duque de Medina-Sidonia otorgaran, en 1468, cartas de Privilegios para poblar el Puerto de San Juan, primera denominación que se dio a la localidad, cuyas primeras ordenanzas municipales se basaron en las de la vecina Palos de la Frontera. 

Así pues, la fundación del Puerto de San Juan tuvo esencialmente un motivo económico y comercial. Afianzado el Puerto, su enjundia marinera colocó desde un principio a los vecinos del lugar en el camino hacia las Indias, siendo Mateo Morales el que, en 1493, partió hacia América en la segunda expedición que preparó Cristóbal Colón. En 1551, el Puerto de San Juan pasó de denominarse "lugar" a villa, convirtiéndose ya en el siglo XVII en un punto redistribuidor de las importaciones extranjeras para la costa onubense.

Espero que este artículo de mis antepasados pacenses, cuarto si tenemos en cuenta que ya escribí sobre ellos en los tres artículos anteriores ayude a seguir transmitiendo la información del pasado, para poder encarar el futuro sin perder de vista el presente.