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sábado, 12 de noviembre de 2016

El tiempo entre costuras se paró hace 81 años



fuente imagen: http://elasombrario.com/el-tiempo-entre-costuras-o-la-sublimacion-de-las-hipotesis-vitales/
Tal día como hoy se cumplen 81 años del aniversario de mi tío abuelo Juan Antonio Domínguez Andrés, hermano de mi abuela Feliciana, que falleció a la temprana edad de 52 años, a causa de una asistolia, el martes 12 de noviembre de 1935, a las 13 h en el Hospital de Huelva (el que existía cerca de la calle Aragón).
Y que mejor foto para empezar este artículo que con una preciosa escena de la serie El tiempo entre costuras, basada en el libro del mismo título, escrito por María Dueñas y protagonizada por la maravillosa actriz Adriana Ugarte, ambientada en el Madrid de antes de la maldita guerra civil. Detrás se observa a Jamila, la marroquí que ayuda en el taller en labores domésticas a Sira, interpretada magistralmente por Alba Flores, nieta de Lola Flores e hija de Antonio Flores.

En esta escena, la protagonista Sira, está cosiendo con una máquina de coser Singer (modelo 66), que es todo un símbolo de esa época y que la asocio a mi tío abuelo Juan Antonio Domínguez Andrés, que era sastre, en esa Huelva de antes de la guerra civil.

La máquina de coser Singer es una de las primeras máquinas de coser de la historia, siendo una versión perfeccionada por Isaac Merritt Singer del modelo de Elias Howe.

fuente imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Singer_Corporation#/media/File:Singer_sewing_machine_table.jpg
El artículo de hoy, está relacionado con el que publiqué en mayo, dedicado ami abuela Feliciana, en su 111 aniversario de su nacimiento y en dicho artículo ya mencionaba a Juan, su hermano, con el que estaba muy unida y que aprendió todo lo que hay que saber de su oficio, ya que era sastre y ella aprendió del mejor que podía hacerlo, por eso ella cosía tan bien y era una buena costurera.

Mi abuela con 30 años perdía a su segundo hermano (con 13 años perdió a su hermana Francisca muy joven con 21 años de la gripe española, como expliqué en el artículo de septiembre). Mi abuela tenía entonces un hijo de dos años, mi tío Juan Carbón Domínguez, pero gracias a lo que le contó su madre, mi abuela Feliciana y lo que mi tío nos contó, sabemos algunos detalles de su vida, incluyendo la foto del patio de casa de Juan Antonio (aproximadamente 1925), que me envió de ellos dos juntos, junto “con más mozas” que aprendían el oficio de costurera, como ya expuse en ese artículo de mayo. 

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Se puede observar como Juan, tiene la cinta métrica al cuello, como si de un médico se tratase con su estetoscopio, en una imagen muy característica, como sastre que ya sabíamos que era, gracias a mi tío Juan y que así indicaba en el oficio de su certificado de defunción. Y a mi abuela con 20 años,  sentada delante de su máquina de coser, con sus dos manos cerca de la placa de la aguja, mientras del resto de las 3 chicas, dos de ellas tienen su aguja en mano y tela en su regazo, suponiendo que ellas coserían a mano.

Según transmisión verbal de mi tío Juan, el hermano de mi padre con el que siempre que podemos hablamos de este maravilloso puzle e intercambiamos información (la que él ha vivido y la que vamos descubriendo), mi abuela estuvo muy unida a Juan y también a Lola, la segunda hermana por orden cronológico, ya que nació 3 años más tarde que Juan, en 1886.
Hablando de hermanas, he de mencionar a mi hermana Gema, la pequeña de los 6 hermanos que somos, porque ella, “ha heredado ese ADN de la costura”, ya que de formación diseñadora, sigue usando también la máquina de coser, haciendo todo tipo de vestidos y actualmente incluso desarrollando otras facetas complementarias, como coronas para cumpleaños, con ideas todas sacadas de su imaginación e ingenio.

Tiene una página de Facebook, donde comparte todo lo que crea y diseña, para los más pequeños, que ya se sabe, tienen la imaginación al poder.
Su nombre lo dice todo: Retalesdensueño !
Y  cómo no podía ser de otra forma, curiosamente, también cose con una máquina de coser Singer. De esa foto de nuestra abuela de 1925 a esta foto, han pasado casi 100 años y continúa el ADN familiar, cosiendo a través de esa aguja, esos retales de ensueño…
Hoy añadiré como información nueva, el recorte del certificado de defunción, donde se especifica su oficio, el de sastre, que será como la “etiqueta” con la que ya siempre uniré a este antepasado nuestro de la rama paterna.
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También añadiremos como documentos nuevos en este artículo en el que rendimos tributo a Juan Domínguez Andrés, un recorte de su certificado de nacimiento, que como ya indiqué en el artículo de mayo, es el primogénito de los 6 hijos que tuvo mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido (con 25 años) y nació el sábado 6 de octubre de 1883, en la calle Alfonso XII de Huelva (no indica el número).
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Esta calle Alfonso XII de Huelva, en la cual también nació mi otra tía abuela, aunque de otra línea paterna, la línea Carbón, porque se trata de Josefa Carbón Antero, que nació 9 años más tarde (1892) y sabemos que fue en el número 42.

Remarco también el recorrido de pueblos de la familia Domínguez Andrés, que este octubre del año 1883, estaban en Huelva ciudad en el nacimiento de su primogénito Juan y que 3 años más tarde, estaban en el pueblo de Cartaya, donde nacería su segunda hija Lola, para seguir con su tercer hijo Rafael pero ya en el pueblo de Villanueva de los Castillejos en 1891; pasando ya al año 1897 esta vez en la ciudad de Ayamonte, donde nacería Francisca (de la que hablamos en el anterior artículo de noviembre). Para seguir con Feliciano, del cual, aún no he localizado sus datos de nacimiento y defunción porque no aparecía nada en Huelva o en Ayamonte. De mi abuela Feliciana que nació en 1905 y que es la benjamina de la familia, sabemos que nació en el barrio de Las Colonias de Huelva ciudad.

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Este recorrido por Huelva-Cartaya-Villanueva de los Castillejos-Ayamonte-???-Huelva, dónde los 6 nacimientos de hijos se producen en este orden y como mínimo en 4 poblaciones distintas, sólo puede indicar que mi bisabuelo Francisco, se iría trasladando a diferentes destinos como guardia civil, aunque sólo en un certificado de su hija Francisco, apareciese esa pista de su oficio, ya que en el resto aparecía la palabra de empleado.

Por ese motivo, me llama la atención que en el oficio de mi bisabuelo Francisco, en este caso también indica que es empleado. Un nombre de oficio indefinido, pero que ya había aparecido también en otros certificados, como por ejemplo el del abuelo de Juan Antonio y padre de Francisco, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, que en algún caso, ponía empleado y en otro, empleado en oficinas del Estado.
Sabiendo como descubrimos en el anterior artículo del día 7 de noviembre, que mi bisabuelo Francisco era guardia civil, en 1897 bien podría tratarse este oficio de empleado, como un trabajador por cuenta ajena (asalariado) o simplemente que 14 años antes en 1883, en el nacimiento de su primer hijo aún no lo era o si lo era, no querría especificar que era guardia civil.

Otro detalle interesante es el nombre que aparece en su certificado de nacimiento: Juan Antonio. Aunque a decir verdad, el nombre con el que a mí me llegó fue de Juan. No es el primer caso que me aparecen nombres compuestos (como en la línea Carbón, mi bisabuelo Juan Andrés Carbón Martínez o su padre mi tatarabuelo Josef Juan Carbón Nuñez o como en el caso de la línea Tayllefert, 3 nombres como mi bisabuelo Pedro Antonio Narciso Tayllefert Márquez).
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Su madre, Ramona Andrés Barceló, primera esposa de mi bisabuelo Francisco, con la que tuvo  5 hijos (Juan, Lola, Rafael, Francisca y Feliciano). Mi abuela Feliciana, es la pequeña, fruto de su matrimonio en segundas nupcias con mi bisabuela María Barroso Riviero.
Sus abuelos paternos, los mismos que los de mi abuela Isabel, Juan Domínguez Pérez y Feliciana Pulido Rodríguez, tenían entonces 58 y 52 años respectivamente. Sus abuelos maternos eran Rafael Andrés Fernández de 52 años (nació aprox. en 1831, en Cañete provincia de Córdoba) y María Dolores Barceló (de Huelva) difunta.

Como siempre me gusta destacar, como un dato de valor emocional, la firma de mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, en el certificado de nacimiento, a los dos días de nacer su hijo Juan (el lunes 8 de octubre de 1883). Imagino que aunque la costumbre era comparecer al día siguiente de nacer, como era domingo, se hizo al primer día laborable lunes).

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Esta firma de mi bisabuelo es muy parecida a la de su padre, mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, que ya expuse en el artículo de noviembre, que aparecía en el certificado de nacimiento de 1891 de su nieta Feliciana (hija de Lorenzo, hermano de mi bisabuelo Francisco), ya que fue su abuelo quién compareció para registrarla. Aquí la expongo de nuevo para poder comparar dicha observación.
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Volviendo al hilo conductor (nunca mejor dicho) del oficio de mi tío abuelo, el de sastre y la herramienta por excelencia de las costureras, la máquina Singer, hay que decir que en los años 30, el tener esta máquina en los hogares era el equivalente a tener hoy en día el ordenador. Decir también que abundaban los talleres de costura, como el que tenía mi tío abuelo en su casa.
Para terminar este artículo, que mejor postal que de este romántico cortejo de un caballero a su dama, sin perder de vista, a la protagonista de la escena: la máquina de coser Singer.
fuente imagen: https://es.pinterest.com/explore/m%C3%A1quinas-de%20coser%20viejas-956186620612/?from_navigate=true

miércoles, 18 de mayo de 2016

111 años que nació mi abuela Feliciana

Que mejor día que hoy, para rendir tributo a mi abuela Feliciana, la madre que dio la vida a mi padre Pepe y a sus dos hermanos Juan y Paco.

Tal día como hoy, hace 111 años, un jueves 18 de mayo de 1905 a las 9.40 h de la mañana nació Isabel Domínguez Barroso en la ciudad de Huelva. 
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Era nombrada y conocida como Feliciana, aunque su nombre era Isabel y en este post, aclararemos esta anécdota.

Nació este día y este mes, no en junio como se creía y  nació como se nacía entonces, en su domicilio, en este caso, en las Colonias, un barrio del extrarradio de Huelva.
 
Curiosamente esta barriada de Huelva, que se halla enclavada al norte de la Ciudad, a los pies de los cabezos del Conquero, tiene su historia que se remonta al último cuarto de siglo XIX. Actualmente se llama la barriada del Carmen.
Postal de 16-5-1905 (dos días antes de nacer mi abuela)

Más adelante, le dedicaré un post especial a estos dos Barrios (Colonias y Matadero) que formaron parte del origen y vida de mi abuela y fueron elementos claves en la historia del siglo XIX y XX de la Ciudad de Huelva.

En esta foto se puede ver a mi abuela con 13 años en una foto de 1918.
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Por otro lado, ahora hablaremos del nombre por el que era conocida, Feliciana y del nombre que fue registrada, Isabel. Pero antes, he de remontarme los datos de sus padres y abuelos paternos y maternos para poder explicarlo. 

Me ha llegado por transmisión verbal familiar, que el nombre de Isabel se debe a que su madre María, se lo quiso poner por su madre. Al mismo tiempo, el nombre de Feliciana, por el que era conocida mi abuela, se lo quiso poner su padre por su madre.

La madre de mi abuela Isabel, era mi bisabuela María Barroso Riviero, que nació en La Redondela (municipio de Isla Cristina en la provincia de Huelva), aproximadamente en 1880 y tenía 25 años cuando nació mi abuela.
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Mi bisabuelo era Francisco, curiosamente fue él mismo, el que compareció y la inscribió, al día siguiente, viernes 19 de mayo a las 14 h, con el nombre de Isabel.

Francisco Domínguez Pulido nació en La Palma del Condado, aproximadamente entre octubre y diciembre de 1858 y tenia 46 años cuando nació su hija Isabel. 

Precioso pueblo y preciosa Iglesia de San Juan Bautista de la Palma del Condado, donde presumiblemente fue bautizado mi bisabuelo Francisco.

Ahora hablaré de los abuelos paternos y maternos, que como siempre pasaba en estas épocas y hasta no hace mucho, los nombres de los hijos, venían dados o heredados, de los abuelos, por imposición, a veces incluso por los mismos abuelos, que ejercían de patriarcas familiares.

Para explicar esta anécdota, eso sí, me he de remontar a la persona clave, su padre, mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, porque aunque antes comenté, que a veces la autoridad paterna estaba por debajo de la autoridad de los abuelos, en materia de nombres de los nietos, en este caso, no fue así o al menos no del todo..

La información de los abuelos paternos de mi abuela, mis tatarabuelos es la siguiente:

El padre de mi bisabuelo Francisco era mi tatarabuelo Juan Domínguez Pérez, natural de Almonte, aproximadamente en 1825. Mi tatarabuela era Feliciana, madre de Francisco y abuela de Isabel. Su nombre completo era Feliciana Pulido Rodríguez y nació en San Juan del Puerto, aproximadamente en 1831.

Respecto a los abuelos maternos, los padres de mi bisabuela María, mis tatarabuelos son José Barroso e Isabel Riviero Palma, ambos difuntos en el momento de nacer mi abuela Isabel.

José Barroso e Isabel Riviero Palma, nacidos los dos naturales de Portugal (así se escribía entonces, sin especificar la feligresia a la que pertenecían). De hecho, el apellido Riviero, aparece como Rivero, en el certificado de nacimiento de su hija. En otro post, ya le dedicaremos el asunto de los apellidos familiares, su origen, heráldica y demás signos de identidad. 

Tiene lógica, por tanto, que mi bisabuela María naciera en La Redondela, lugar muy próximo a Portugal, del cuál eran originarios sus padres José e Isabel.
Plano de situación donde estan ubicados La Palma del Condado y La Redondela, lugares de nacimiento de mis bisabuelos Francisco y María.

Mi bisabuela fue bautizada en la Iglesia de Nuestra Señora de los Doce Apóstoles de La Redondela.

Una vez que he explicado los orígenes de sus padres, es importante hacer constar e incidir en que mi abuela en el momento de nacer, se crió sin sus cuatro abuelos, un elemento importante en la crianza de los hijos en aquella época, además de su valor patriarcal de entonces.

Mi abuela vivió sus primeros años, después de nacer en Las Colonias, en un pueblo llamado Villablanca.



Después pasaría su adolescencia en Huelva, donde viviría la mayor parte de su vida.

De hecho, hay otros datos también importantes en esta descripción genealógica, que los detallaré a continuación:
Mi bisabuelo Francisco Domínguez Pulido, tenía una diferencia de edad con su esposa de 21 años aproximadamente. De hecho, eran sus segundas nupcias, ya que antes estuvo casado con Ramona Andrés Barceló. Ramona era natural de Moguer y nació aproximadamente en 1857.

Fruto de este primer matrimonio de mi bisabuelo Francisco, nacieron 4 hijos, por este orden cronológico: Juan, Lola, Rafael y Feliciano.

Por tanto, mi abuela Isabel, tenía 4 hermanos de padre (como se decía), con los que tenía una relación de hermanos mayores muy estrecha y familiar. De hecho, los hijos de mi abuela Isabel, mi padre y mis tíos, se criaron en el mismo barrio del Matadero, concretamente en el paraje Las Metas vivia ella con la família de Emilio (del cuál hablaré más adelante), con su tía Lola, que fue con la que mantuvieron el contacto hasta ya anciana que falleció en Barcelona.

En la foto, mi abuela con 19 años, el 17 de febrero de 1925.
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También mi abuela Isabel, cosía en el taller de su hermano Juan, junto a un grupo de mozas. De hecho, siempre escuché decir que mi abuela cosía muy bien. Ahora ya sé porqué, supongo que su hermano que era sastre, le enseñaría todo lo necesario para ser una buena costurera.
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En esta foto de 1925, en el patio de su domicilio, mi abuela Isabel con su hermano Juan al lado y con la máquina de coser Singer.

En los años 30, el 90% de las familias españolas tenía una y figuraba como el regalo más preciado en las lista de bodas. Entonces, cuando la Singer costaba entre 75 y 160 pesetas, saber coser se convirtió en una obligación par las jóvenes de la época y comenzaron a proliferar los talleres de costura. Desde la Guerra Civil y hasta 1960 fue un objeto codiciado puesto que en ese periodo ninguna Singer, ni sus repuestos, entraron en España. Los talleres tuvieron que recurrir a las piezas que imitaban los tornos nacionales o a las que llegaban de Italia, vía contrabando.

Supongo que en la época que mi abuelo Juan Carbón, estuvo en la cárcel por ser republicano y los años posteriores de la posguerra, en el que estuvo "marcado" por su pasado, mi abuela Isabel, pudo ayudar a la economia familiar, con su oficio de costurera que tan bien dominaba, aparte de poder sufragar gastos con las vestimentas de sus tres hijos.

Ahora enumeraré a sus hermanos mayores, con los cuáles, siempre mantuvo esa relación de hermana pequeña, pero sobretodo con su hermano Juan y con su única hermana Lola.

Juan (Juan Antonio como consta en el certificado de nacimiento), el mayor de los hermanos, nació el sábado 6 de octubre de 1883 a las 14.30 h en la calle Alfonso XII de Huelva. Entonces mi bisabuelo Francisco tenía 25 años y Ramona, 26. Fue registrado el lunes 8 a las 10.30 h por su padre Francisco.

Es importante saber quién registra al neonato en cada caso particular, ya que de ello, depende en alta importancia, el grado de veracidad de los datos. Por ejemplo, si el que registra al recien nacido es su padre (raramente era la madre como es lo normal), entonces el grado de fiabilidad era alto, ya sea por la edad de los padres como por los nombres completos de los abuelos paternos y maternos.

Si por otro lado, era un amigo de la família o la misma matrona, entonces siempre hay que contrastar y cotejar la información con otro hermano de ese mismo recien nacido, porque las edades de los progenitores pocas veces coincide de forma aritmètica correlacionadas entre hermanos de mismos padres.

Sus abuelos paternos, los mismos que los de mi abuela Isabel, Juan Domínguez Pérez y Feliciana Pulido Rodríguez, tenían entonces 58 y 52 años respectivamente. Sus abuelos maternos eran Rafael Andrés Fernández de 52 años (nació aprox. en 1831, en Cañete provincia de Córdoba) y María Dolores Barceló (de Huelva) difunta.

Por desgracia, Juan falleció a la edad de 52 años el martes 12 de novembre de 1935, a las 13 h en el Hospital de Huelva (el que existia cerca de la calle Aragón).

Lola (María Dolores Feliciana como consta en el certificado de nacimiento), la famosa tía Lola, nació en el termino municipal de Cartaya, el sábado 9 de enero de 1886 a las 8.30 h. Antonio Diaz, un amigo de su padre Francisco, fue el que la registró al dia siguiente, domingo 10 de enero, a las 8 h, que fue con la cédula personal de mi bisabuelo. (una especie de DNI de entonces).
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Por tanto, Lola, recibió el nombre compuesto por parte de sus dos abuelas maternas.

Según me llegó información verbal de mi madre, Lola estuvo casada con el mejor zapatero de Huelva, Francisco Mora. En esta foto se puede observar en el patio de la casa de Juan su hermano, donde tenía su taller de costura, a Francisco Mora, que estaba de luto (ver brazalete negro en brazo Izquierdo) y también se observa a mi abuela, asomar a escondidas en el margen derecho de la foto, detrás de Lola.
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La relación de Lola con su hermana, fue desde siempre de la hermana mayor que le llevaba 19 años de diferencia y que cuidaba, siempre que podía. En esta foto del Domingo 19 de septiembre de 1943 en el patio de la casa de Lola, se puede observar a mi abuelo Juan de pié, mi tío Paco al lado derecho de mi abuela, mi padre Pepe de bebé en brazos de mi abuela (en el centro de la imagen), Luisa Burgos Cabrera con su bebé Emilio y Pepín, hermano de éste y que está en la esquina inferior izquierda de la foto.

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En el esta foto, realizada por Angel Minero, amigo de mi abuelo Juan (vivía en la calle Calabria de Barcelona) y que cuando podía les iba a visitar a Huelva. Se puede leer en el reverso, como mi abuelo anotaba, no solo a las personas que salían en la foto como Luísa Burgos y su hijo Emilin, Feliciana y su hijo Pepito (mi padre), Paquito (mi tío Paco) y Pepe Limón (el hermano mayor de Emilio o Emilín como aparece aquí), sino también al autor de la misma, en este caso, su amigo Angel.
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Mi abuela tuvo 3 hijos varones, por orden cronológico Juan (25-10-1933), Paco (1-9-1936) y Pepe (20-3-1943). Aunque también sabemos por transmisión verbal de mi tío Juan, que antes de nacer él, tuvo un aborto. Además, después de nacer mi padre, entre el 1944 y 1945 tuvo otro aborto, ésta vez fue de gemelos o mellizos, que parece ser que también eran niñas. No se puede demostrar, pero todo apunta en que en esa época no existiera o no se supiera aún, la relación de los grupos sanguíneos y la posible incompatibilidad entre los grupos sanguíneos de mis abuelos y por eso, la causa de estos abortos de niñas.
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Está claro que el nombre del primogénito Juan, era por su padre y el de Paco, por su abuelo paterno Francisco. El nombre de Pepe, podía deberse a que nació al día siguiente de San José o por el hecho que es un nombre que aparece en muchos miembros de la familia.

En otro post, hablaré de la relación del apellido Andrés con la rama Andrés de los cuales desciende Emilio y Pepín (aún no había nacido su hermana Luisa y por ello no aparece en la foto del patio de Lola). Hay que decir que la madre de Luisa Burgos Cabrera era Luisa Cabrera Andrés, por tanto prima de Lola Domínguez Andrés.

Emilio es casi de la misma edad que mi padre (de enero y marzo de 1943 respectivamente) y se criaron juntos en el mismo barrio y siempre se llevaron como hermanos aunque siempre se dijeron primos, aunque en realidad su parentesco proviene de la relación familiar de la primera esposa de mi bisabuelo Francisco, Ramona Andrés Barceló.

Tanto mi padre como Emilio, llegaron a jugar en los mismos equipos de fútbol desde que eran niños, empezando por el equipo de su infancia (Las Metas), como por otros (Aguila, CD Pescaderia, etc) a medida que fueron creciendo, llegando incluso Emilio a jugar en el equipo juvenil del Recre.
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Aquí se puede observar en la parte superior, esquina izquierda, mi padre de guardameta (como se decía entonces) y a su lado Izquierdo, Emilio, el "rubio", como era conocido.

Y hablando del Recre, del cuál dedicaré también algún día su merecido post, he de mencionar que el día histórico de la inauguración del ya desaparecido Colombino "viejo", después de ser bendecido, tanto mi padre como Emilio, desfilaron por la pista perimetral del Estadio, en los prolegómenos previos antes del pitido inicial del partido inaugural.
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Queda constancia, no solo en esta foto de fecha viernes 6 de septiembre de 1957 (en iguales posiciones que foto anterior curiosamente), donde se puede apreciar el Estadio municipal a rebosar con sus 13.000 espectadores de capacidad, en plenas fiestas de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Cinta, sino también se puede leer en la prensa de entonces, como noticia en el ABC de Sevilla.
En la columna superior derecha se puede leer "Seguidamente se celebró un vistoso desfile de más de 30 equipos infantiles de fútbol, esquí, baloncesto, balonmano y atlético, los cuáles a paso gimnástico, dieron la vuelta al campo por las pistes atléticas que circundan el terreno de juego, entre atronadores aplausos."

En otro post, ya hablaré de fútbol familiar y de todos los equipos por los que pasó mi padre desde que empezó en Huelva, hasta pràcticamente el último club (Tres Luceros) en el que jugó en la temporada 1967-68 en Barcelona (cuando nacimos mi hermano mellizo y yo).

Volviendo a la tía Lola, hay que decir que vino a Barcelona a acompañar a su hermana Isabel, después que mi abuela viniera a Barcelona junto con sus hijos, cuando la emigración de los años 60 y 70 de Andalucía y Extremadura hacía las zonas Industriales del Norte, centro y este de España.

En concreto, mi tío Juan emigró una semana después de casarse en agosto de 1961 y junto con él, mi tío Paco y más tarde mi padre. Finalmente ellos regresaron a su Huelva natal 10 años después (hasta finales de 1972 aproximadamente), mientras que mi padre se quedó, aunque nunca dejó de añorar su tierra
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En esta foto se les puede observar en plena Plaza de Catalunya, en un paseo visitando los lugares típicos de su nuevo destino: Barcelona.

Siguiendo con el hilo de Lola y como añoraba Lola a su hermana, que años después de ir Isabel a Barcelona con mi abuelo Juan y sus hijos, ella también terminó viniendo. En esta foto dedicada de Lola a Isabel, de 30 de mayo del 64 queda patente.
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Era tal su adoración por su hermana Isabel, que con 78 años, le dedica esta foto y no duda en trasladarse en cuanto le es posible hacia Barcelona, junto a su sobrinos que también quería mucho.
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Mi tío Juan, el mayor de los tres hermanos que fue el que empezó la emigración, tuvo a mi prima Isabel Mari, el 20 de noviembre de 1962 y le puso Isabel María, por su madre y María, porque entonces en los años 60, se llevaban los nombres compuestos y en el caso de las niñas se acostumbraba a poner con María.

En esta foto se puede observar a mi prima Isabel Mari con mi padre, al fondo se distingue bien al monumento a Colón que paradójicamente le recordaba a su homologo de la Punta del Sebo de Huelva. Entonces mi prima Isabel, era la niña de los ojos, no sólo de sus abuelos sino también de sus tíos Paco y mi padre Pepe, por ser la primera de la generación siguiente de los Carbones.
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Y en esta otra foto, se puede observar a mis abuelos con mi prima, como comentaba antes.
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Siguiendo ya, en el piso del Besós de Barcelona, se puede ver a Lola con su tocaya Loli, su sobrina, segunda hija de mi tío Juan. Aunque en este caso, el nombre de Loli, (María Dolores como fue inscrita) no fue debido a la tía Lola, sino por la abuela materna Dolores Breva Carrasco, madre de mi tía Antonia García Breva.
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Por cierto, en otro post también hablaré de la relación de este apellido Carrasco con la rama Carrasco Carbón.

Lola, falleció el jueves 20 de enero de 1972, 11 días después de cumplir 86 años, en el Hogar municipal de ancianos, el Asilo del Parc (fue luego el edificio de Les Aigües que suministraba agua al Parc de la Ciutadella de Barcelona y a su impresionante cascada). Está en la calle Wellington, 48 de Barcelona (al lado del Zoo). Actualmente es una moderna biblioteca universitaria y forma parte del patrimonio arquitectónico. Fue enterrada en el cementerio de Montjuïch (zona sud-oeste).

Rafael, el tercero de los hermanos de mi abuela, nació aproximadamente en 1891 en Villanueva de los Castillejos y falleció a las 3h el martes 22 de junio de 1971 a la edad de 80 años, en su domicilio de Ctra. Matadero, 5º transversal núm. 9 de Huelva. Es la actual calle Pascual Martínez.

Su nombre se le debe a su abuelo materno Rafael Andrés Fernández (natural de Córdoba), padre de Ramona. También sabemos que se casó con Angela y tuvo 3 hijos, Ramona, Alfonso y Paco. Supongo que Ramona y Paco, se los puso por sus padres. 

Feliciano, del cual, actualmente desconozco datos, aunque seguro que pronto podré actualizar este post con ello.

Mis abuelos, abuelitos como les decíamos mis hermanos y yo, supongo que como eran más mayores que mis abuelos maternos, lo de abuelitos nos salía del alma. En este reverso de una postal que me dedicaron en mi primer cumpleaños, cuando vivíamos en la calle Churruca de Santa Coloma de Gramanet (curiosamente nos felicitaban con dos postales individuales a mi hermano y a mí, mellizos y curioso también el Srto. para dirigirse a un niño de un año).

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Y en esta otra foto, celebrando el cumpleaños en nuestro ático de la calle Ramiro de Maeztu, celebrando nuestro cuarto cumpleaños (detalle de las velas por duplicado, en total 8). En compañía de mis padres y hermanos José Luis a la izquierda y Javi al fondo, también estaban mis abuelitos y unos amigos de la familia, Feli y Rafa (que fotografiaba desde el balcón).
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Mi abuela Isabel, fallecería en Huelva, el miércoles 10 de enero de 1979, a la edad de 73 años y está enterrada en el cementerio de la Soledad de dicha ciudad.

Y desde aquí, mi humilde homenaje, en este 18 de mayo, 111 años después, a una madre de tres hijos (Juan, Paco y Pepe), a una abuela de 16 nietos (Isabel Mari, Loli, Juan Carlos, Pepe Luís, Pedro, Mireia, Pili, Rosi, Tina, Javi, José Luís, Juan Bautista, Javi, David, Jordi y Gema), a una bisabuela de  28 bisnietos  (David, Miriam, Verónica, Núria, Vanessa, Esther, David, Manuel, María, Eduardo, Mireia, José Luís, Raquel, Jesús, Federico, Javier, Victor, Rubén, Daniel, Marta, Javier, Carla, David, Claudia, Judit, Dunia, Lucas y Elsa) y sobretodo, a una esposa sufrida, de un hombre como mi abuelo Juan, que pasó por tantas calamidades, en la época de la guerra civil y en una posguerra, que duro mucho más y ella siempre estuvo a su altura, a pesar de ser los dos bajitos, siempre estuvieron a la altura de las circunstancias.